La primera impresión sugiere una bizarrada indie sin sentido e irritante. Pero eso es para quien no sabe abrir un poco los ojos.

Sin sentido no, ya que en los primeros niveles se nos presenta una serie de reglas que poco a poco varían, pero siempre manteniendo una cierta lógica, la lógica de lo abstracto.

Bizarrada si, ya que precisamente de eso se trata Problem Attic, de lo extraño, de lo raro dentro de nosotros y para comunicarlo Liz Ryerson se pone como conejillo de indias, explora el cómo es vivir siendo alguien extraño para todo el mundo e incluso extraño para uno mismo (ser una mujer trans) y esto se traduce en los niveles.

Irritante sí, porque Liz cogiendo el género de plataformas (muy acertádamente) convierte esas pantallas en sitios que hay que explorar y comprender, pero lo hace de una forma nunca antes vista, saltándose reglas y barreras. Lo que Liz transmite es el desasosiego, la depresión, la extrañeza, el odio (a uno mismo y al resto) mediante niveles que sugieren una hostilidad del exterior a la que hay que adaptarse y el intento de buscar tu propia identidad en todo ese sufrimiento. Liz rompe barreras en el videojuego y barreras en nuestras mentes.

Reviewed on Oct 09, 2020


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