Moralidad, victoria y serenidad.

Recuerdo la primera vez que vi al coloso con que se inicia el juego. No sabía que hacer porque era muy niño para la época, recuerdo llegar a él, recuerdo el escalofrió, recuerdo la música que sonaba y el intentar con todas mis fuerzas no caer, recuerdo la victoria y de cómo ese momento quedo inmortalizado en mí.

Finalmente termine Shadow of the colossus. Sigo sin ser alguien aficionado a los videojuegos y con la necesidad de Terminarlos pero este fue mi puerta de entrada a este mundo como arte. Un mundo donde puedes sentir la satisfacción del desafío que trae, el reto y la destreza necesaria para conseguir llegar hasta el final.

16 Colossus. Cada uno con una habilidad y forma de defenderse ante ellos distinta al resto. Y como cada uno lleva al máximo el potencial de la ps2 al máximo para traer una experiencia que se siente tan única como ella misma. Perderte cabalgando, cazar para aumentar salud, vivir y respirar dentro del mundo mientras galopeas libremente frente a este desolado paraíso.

Si algo logro (ICO) Fue traer las mecánicas de plataforma y puzzle que luego perfeccionaría esta para volverla su centro, su gloria y necesidad viva por lograr el destino. Tal vez la relación entre Mono y Wonder no sea tan vivida y hermosa como la de Ico y Yorda pero si es una que si funciona para impulsarnos y tener una motivación ante nuestras acciones. La fuerza superior que nos hace seguir a pesar de todo.

Sigue siendo de esos pocos juegos donde se analiza el arte del matar, uno que te hace sentir satisfacción al acabar un objetivo pero al mismo tiempo te llena de lastima una vez llegar al final. Un viaje de sanación que lentamente llega hasta la destrucción total, algo que desde el inicio se mostraba y que lucha con lucha se patento mientras logramos crear más ruinas a nuestro paso.

Una obra maestra que lo merece todo y con el mejor Soundtrack que he podido escuchar.

Reviewed on Sep 01, 2021


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