En mi vida he jugado a bastantes juegos y géneros distintos. Más o menos siempre encuentras algo de esto que ya vi en aquello o reconozco por dónde me quieren llevar en según qué momentos. Entré a Death Stranding bastante virgen. Nunca había tocado nada de Hideo Kojima y tampoco me llamaba especialmente nada suyo. Respecto al juego en sí, había leído de todo, desde obra maestra hasta simulador de repartidor de Amazon; pero tampoco me había involucrado en querer saber más. Por Game Pass le di una oportunidad.

Death Stranding es la cosa más rara, curiosa y original que he probado (fuera de indies) y me ha mantenido enganchado durante las poco más de 40 horas que puede durar. Lo sorprendente es que las primeras 10 horas me sentía como si me estuviera fumando tremendo porro pero que las piezas iban encajando. Empezaba a comprender ese mundo e incluso el qué estaba pasando a mi alrededor. Pero luego volvía a desmoronarse todo. Y no solo con la historia. El propio gameplay era un no parar de introducirme nuevas cosas, palabras que no había oído en mi vida y que, con las horas, ya fluían en mi mente como si siempre hubieran estado ahí.

Para mi este juego ha sido una experiencia. La jugabilidad es rarísima, pero se justifica. Es que debe ser así. En el mundo que se ha construido, es lo que debe ser. Eres simplemente Sam, el transportista... ¿o quizá no?

Lo recomiendo bastante. Es duro, van a haber momentos pesados. Te vas a sentir como un recadero, literalmente. Pero luego todo va teniendo un sentido. Se va tejiendo un porqué y todo ello adrezado con una muy buena banda sonora y la, para mi, mejor interpretación de doblaje en un videojuego.

Considero que la mejor manera de entrarle es sin saber a qué vas a jugar. Te darás cuenta que no eres el único que está intentando entender qué es el Death Stranding. Servirá bastante que leas las entrevistas, que te involucres en su lore. Es un juego que no te va a tratar como un espectador pasivo (y mira que tienes cinemáticas) pero no es para sentarte con tu coca cola, es para que estés prestando atención, que intentes entrar en la mente del fideo.

No sabría cómo puntuarlo. Han habido momentos que me han cabreado, que me he sentido idiota, momentos que estaba dentrísimo, que entendía cómo se movía todo. He fluido con él y eso me basta para decir que, aún sin ser una obra que recomendaría a todo el mundo, vale mucho la pena darle un tiento y ser pacientes con lo que se propone aquí.

Reviewed on Sep 18, 2022


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