Nunca he sido fan del género de plataformas, por lo que los juegos 2D de Mario nunca han conseguido despertar demasiado interés en mí. Tras la perfección de Mario Odyssey pensé que podría cambiar mi punto de vista, pero nada más lejos de la realidad. Un gran Mario de plataformas, pero no uno que vaya a convencer a aquellos que no comulgan con el género.

Pros:
- Los niveles son súper variados, llegando al punto culmen en los momentos de la flor maravilla.
- Es puro dinamismo y detallismo. Todo está en constante movimiento, dotando de una vida tremenda a los escenarios.
- La duración vuelve a ser perfecta. No da tiempo a aburrirse, y aquellos que busquen dedicarle más tiempo tienen una serie de niveles de dificultad bastante más elevada con la que sumar horas al título.

Contras:
- Podría decir que no me ha gustado ninguna de las tres nuevas transformaciones. Las que tienen que ver con la flor maravilla son geniales, pero las transformaciones base aportan muy poco al plataformeo.
- Los bosses son pocos, repetitivos y realmente poco inspirados. Ninguno aprovecha además el gimmick principal del juego.
- El tema de las insignias acaba pasando sin pena ni gloria por la saga.

Hay juegos que cuentan más en 50 horas que lo que lleva contado esta saga en 300. Por desgracia para mí, y pese a sus muchos peros, sigue siendo uno de los imprescindibles del JRPG moderno, por lo que tendré que seguir hundido en este pozo infinito.

Pros:
- El nuevo enfoque, pasando el protagonista de estudiante a profesor, le otorga mucha personalidad a la primera mitad del juego.
- Los nuevos personajes funcionan de forma sensacional, y los antiguos tienen tiempo suficiente para seguir desarrollándose. El mayor problema es que el rooster empieza a ser demasiado grande como para gestionarlo.
- Hay un pequeño salto en lo técnico que se hace palpable, aunque todavía falte mucho trabajo para ser un aspecto a destacar.

Contras:
- El ritmo es muuuuuuuy lento. Los eventos relevantes suceden a cuentagotas, y hay ciertas fórmulas que se repiten en exceso.
- Toda la complejidad del sistema de combate se echa a perder con ciertas mecánicas que lo rompen por completo, y que provoca que incluso las batallas contra bosses duren un único turno.
- La calidad de las animaciones sigue siendo demasiado pobre. Claramente el estudio está primando la cantidad por encima de la calidad, y el producto final se está resintiendo cada vez más.

Hace un tiempo ya que me cansé de la propuesta clásica de Yakuza. Hasta que llegó el salto al combate por turnos, las últimas entregas se me hicieron demasiado repetitivas y con un sistema de combate que no comulgaba en absoluto con mi perfil de jugador. Es por esto que, al salir este spin-off de la saga que volvía a sus raíces, decidí dejarlo pasar por completo.

Sin embargo, escuché y leí a varios periodistas de videojuegos que aseguraban que el final era tan bueno que solo por ello merecía la pena el viaje. Pues nada, a verse el juego completo a modo de gameplay en Youtube, a ver qué era ese final tan emocionante.

La realidad es que, nuevamente, es un juego que no está mal, ninguno en la saga lo está, pero que no deja de repetir las mismas fórmulas gastadas de los anteriores. Coquetea con el salto a la nueva generación de Yakuzas, sirviendo como puente entre ambos protagonistas, pero aporta poco más que eso.

Con respecto al final, y sin entrar en spoilers, puede ser emotivo para el fan más acérrimo a la saga, pero para el jugador medio tampoco creo que sea nada que vaya a despertarle sentimientos muy profundos.

Me sienta mal acabar con un análisis en clave tan baja de una saga que tiene tantas cosas buenas, pero la extrema explotación de la misma ha contribuido a ello. Que te vaya bien, Taichi Suzuki.