He me aquí, escribiendo una reseña en un tono completamente contrario al que pensé que tendría. Hace demasiados años que deseaba jugar a Skyrim. La leyenda del mismo era tan grande que nunca me sentía preparado para emprender este viaje, así que lo fui dejando y dejando, hasta al fin atreverme a jugarlo 12 años después de su lanzamiento original.

¿Y qué pasa cuando juegas a un juego del que tienes un hype masivo y por el que han pasado 12 añazos de progresos tecnológicos? Que no puedes si no encontrarte una tremenda decepción. Yo, rolero de pura cepa con cientos de juegos de este género a mis espaldas, no he conseguido comulgar con el considerado rey del cotarro. ¿Acaso soy un farsante entonces?

Creo que tengo argumentos para no considerarme tal:
- El sistema de combate tiene animaciones muy pobres, tiene una opciones limitadísimas y carece de feedback por parte de los enemigos, que además tienen una IA de la que solo sobrevive la letra A.
- El motor gráfico está muy desfasado incluso para su época. La cantidad de bugs y glitches por metro cuadrado es demoledora.
- Aunque tenga miles de líneas de texto en las que sumergirse, no he encontrado una sola que me haya hecho pensar que estoy ante un producto bien escrito. Quizás no horrible tampoco, simplemente mediocre.
- He leído y escuchado a muchas personas alabar la libertad de exploración del título. En mi corta experiencia en Skyrim (trama principal completada), casi todos los parajes me han resultado similares, habitados por las mismas criaturas y con una sensación de recompensa casi nula.

En realidad podría seguir enumerando problemas que me he encontrado, pero creo que los aquí expuestos son lo bastante grandes para entender el motivo de mi decepción.

Sé que de la comparación vive el crítico necio, y que las comparaciones son odiosas, pero quizás no haya sido el mejor movimiento por mi parte jugar a Skyrim un año después de menearme la sardina exprimiendo hasta la última gota de contenido de Elden Ring.

Reviewed on Feb 05, 2023


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