La primera siempre es gratis.

Genshin Impact es, por encima de cualquier otra cosa, una máquina tragaperras y toda crítica o análisis cultural de este juego debería dejar esto claro desde el principio. Mihoyo quiere tu dinero, lo quiere de forma regular y utiliza todas las técnicas que están a su alcance para conseguirlo. Y muchas de esas técnicas son más sutiles de lo que nos podemos dar cuenta y están diseñadas para crear culpabilidad, rutina y adicción.

Uno de los temas más comentados estos primeros días por los jugadores es que el juego "es demasiado bueno para ser gratis". Hasta cierto punto esto no es falso, pero es peligroso porque el siguiente paso de la reflexión es "no me importa hacer una compra o dos como propina para el desarrollador". Pero esa compra no te garantiza nada concreto, si no las monedas virtuales que te dan acceso a tener la bajísima posibilidad de ganar el personaje o arma que deseas. Y muchas veces, para ganar esas monedas por las que ya has pagado, necesitas jugar a diario para reclamarlas. Por lo que conectarse cada día a jugar se convierte en una tarea diaria y no tanto en una experiencia jugable divertida. Y como los primeros gastos no te van a garantizar casi nada de lo que buscas tener puedes verte en la obligación de seguir gastando más y llegar a racionalizarlo con argumentos como "si ya me he gastado 50 euros tengo que seguir hasta conseguir lo que quiero porque si no he malgastado ese dinero". El ciclo de culpa, rutina y adicción.

Y este es sólo un ejemplo de las formas que tiene el juego para crear adicción y gasto. Por ello ponerse a hablar de si es o no una copia de Breath of the Wild es totalmente innecesario, porque no es más que otra cortina de humo para desviar la atención de lo que verdaderamente importa: el género gacha son máquinas tragaperras escondidas bajo el disfraz de videojuego, utilizan técnicas fuera de toda ética para crear adicción y sus técnicas de monetización deberían estar muchísimo más reguladas, cuando no prohibidas.