Inacabado, con aproximadamente dos tercios del juego completados pero abandonado definitivamente por desinterés. Escribo esto no como crítica, sino para dejar constancia de lo que ha sido un caso curiosísimo para mí, un JRPG que consiguió engancharme desde el principio y que durante no pocas horas creí sería mi título predilecto de un género que casi invariablemente me causa disgusto pero hacia el que por defecto me siento atraído una vez cada cierto tiempo por un impulso adolescente, normalmente con resultados nefastos.

Comienza el juego y no hay casa, ni mamá, ni poblado humilde. Tampoco despiertas en la cama, ni eres un adolescente, ni acompaña una melodía dulzona. Apenas rastro de lo cool o fairytale, esas dos vertientes de tono prototípicas en las que suelen acomodarse estos juegos. Más sorprendente aún: casi no hay anime. La ausencia de voces y unas ilustraciones de marcada influencia europea conforman un tono menos animesco, todavía juvenil pero más maduro y menos chirriante que la propuesta promedio. Toda una rara avis.

Y bueno, la cosa va de viajar en el tiempo, algo que suele molar. Líneas temporales, descubrimientos, hacer esto aquí para cambiar aquello allá. ¿Nos topamos un callejón sin salida? Volvemos atrás, nos movemos por otro lado, tocamos las teclas necesarias y nos abrimos camino. Y la clave de todo: su intriga. Puede decepcionar un poco, a mí me pasó, cuando uno descubre y bien pronto que solo existen dos líneas temporales a efectos jugables, que no hay verdadero manejo del tiempo ni caminos alternativos (esto no es un videojuego occidental), pero es algo que enseguida se olvida, pues todo está al servicio de una narración impoluta, de gran ritmo y conseguida tensión dramática, sorprendente sobre todo por los pocos recursos técnicos de los que se vale para lograrlo. En cierta forma y desde esa óptica, Ghost Trick es lo más parecido que se me ocurre, una especie de primo segundo, quizá el videojuego que más se le asemeje en espíritu y logros pese a la infinidad de diferencias formales que los separan. Al menos hasta el capítulo 4 de la línea temporal estándar.

Ahí el juego se la pega, se cae y no se levanta. Es tan simple que da miedo: su historia pierde interés, c'est fini. La llegada al desierto es el instante en que la trama se va por las ramas, sin llegar a lo que llamaríamos episodios de relleno pero casi. El argumento se estira, no lo necesitaba y se nota, no debía ser tan largo o no supo cómo serlo. Y claro, quitada la directa, la intriga pierde su gancho. De pronto los clichés empiezan a aflorar. Todos esos deus ex machina, tropos de comportamiento, situaciones prototípicas. Todos de golpe. Ugh.

Y las originales melodías empiezan a cansar, y el interesante y veloz y dinámico sistema de combate pasa a dar igual, y los nuevos objetivos y quehaceres ya no importan. Todo funcionaba, y funcionaba bien, mientras operaba bajo una narrativa con punch, directa, que atrapaba. Hasta que dejó de hacerlo.

Le pongo una nota decente con buena fe por lo que su primera mitad consiguió, aunque rebajada por el estrepitoso traspiés de ese capítulo 4 (ruta estándar). Tal vez la puntuación menos "definitiva" de cuantas he puesto en esta plataforma. Por eso quizá toda esta explicación.

Reviewed on Aug 01, 2021


Comments