Tengo una cafetería de especialidad en Barcelona al que suelo ir. Es un sitio que me suele relajar mucho, y sirve cafés a buen precio y excelente calidad regentado por un matrimonio de una brasileña y un argentino. Sin embargo, una parte por la que me quedo, precio aparte, es porque muchas veces acabo entablando conversación tanto con los dueños como con la otra gente que está por la zona. Es una conversación fluida, que a veces se vuelve muy superficial, pero otras veces más profunda, algunas divertida, pero es puro caos agradable en un entorno tranquilo en el que nadie te va a incomodar salvo que sea un íntegro gilipollas.
Coffee Talk es un juego que a través de sus minijuegos de simulación de barista te permite explorar la atmosfera y simular esas conversaciones. Es un juego que ya desde su música lo-fi y sus elementos minimalísticos pretende generar ese espacio de confort. Para eso, es importante escuchar y experimentar con los ingredientes para dar con la bebida que se te pide. Si fallas, a la tercera ese personaje desaparece y ya no hay historia que seguir, pero incluso en eso hay intentos, e incluso cuando se falla a saco tampoco es un drama exagerado. El juego, además, expande sobre su primera parte, y se ambienta no solo tres años después, sino que coge su base y le añade los objetos y varios ingredientes. Sin embargo, su fórmula apenas cambia, y es porque pretende seguir en ese espacio de confortabilidad que muchos jugaron durante su primera parte.
Para mí, sin embargo, hay muchos problemas. Coffee Talk episodio 2 es una novela visual continuista, pero una cosa que ya me venía irritando del primero es lo antinatural que me resulta. La literatura millenial reciente, la experimental (pienso en todos los que nominaron a los Granta, pero también en voces como las de Irene Solà en parte, Andrea Genovart con su "Consum preferent", o varias novelistas de fuera como Eimear McBride o Claire Louise-Bennett), en una fluidez que viene de representar la voz de los personajes y su flujo de pensamientos. Coffee Talk pretende representar esto: intentar simular que ves a personajes que quieres, voces y temas y carácteres distintos, y que haces eso como si estuvieras viendo y escuchando tras una cortina. Ese voyeurismo, este juego de conocimiento cómplice o vigilante, pero, es más falso de lo que parece, y quizá esto me escama porque, tras leer el texto de Marta Trivi en Anaitgames (https://www.anaitgames.com/analisis/analisis-de-coffee-talk-episode-2-hibiscus-butterfly), me di cuenta (aunque intuía ya) de lo irritable que es eso: de cómo hay un orden, una cautela excesiva y un script que te explica los problemas y te los espeta. Había ya ese punto incómodo en su primera parte en el cual las cosas se explicitaban demasiado y eran demasiado ordenadas, y aquí a la pulcritud se nota la torpeza.
Dicho esto, no quiero decir que este sea un mal juego. Creo que es un juego con ciertos continuismos que funcionan bien, y hay algún añadido que funciona (las stories me gustan bastante), pero hay otros que me restan como los objetos, y creo que hay algunos temas que se exhiben de forma demasiado abrupta incluso para lo que yo sé cómo son estos sitios. Lo he disfrutado, pero ha sido al darle un par de vueltas cuando también las incomodidades que me producen este juego también han ido saliendo poco a poco. No sé cómo explicarlo, aunque sí puedo decir que lo recomiendo a quienes disfrutaron la primera parte.

Reviewed on May 05, 2023


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