Un poco más de lo mismo que el juego base, en líneas generales. Con algunos enfrentamientos chulos y una trama decente que rellena huecos de lore pero que no afecta en nada a la historia principal. A mí me vale así.
De hecho creo que lo que mayor poso ha dejado en mí ha sido eso. Embarcarme en un viaje secundario con Clive, Jill, Joshua y Torgal es lo más cerca que el juego ha estado a darme la sensación de ir de aventuras con una party de JRPG, charlando entre ellos y resolviendo entuertos en un contexto argumental algo más relajado que en la trama principal.
Aunque el foco principal de la narración se lo sigue llevando Clive con diferencia y el resto se queda ya no en segundo, sino en tercer plano. Pero bueno, al menos esta vez Jill tiene cosas que decir. Hasta me atrevería a decir que más que Joshua. Algo es algo.
Cómo no, el gran reclamo de este DLC es Leviatán, y la pelea contra él está increíble. La música es tremenda (de hecho es el tema del primer trailer de FFXVI, que no estaba por ninguna parte en el juego base y resulta que era el tema de Leviatán, puto Soken), la espectacularidad visual típica de estas peleas sigue ahí, y la dificultad es notablemente más alta que en las del juego base, donde era casi nula.
Una pelea intensísima a la que, sin embargo, le falta algo muy importante que sí tenían las demás. Y es que lo mejor de aquellas peleas era lo personales que se sentían para Clive, de una forma u otra. El combate contra Titán no habría sido lo mismo si Clive y Hugo Kupka no fueran enemigos jurados, por ejemplo.
Con Leviatán, por razones derivadas de la nueva trama, no puede ser tan personal, y eso le hace perder mucho. A pesar de que en todo lo demás es la mejor pelea de eikons de todo el juego pero de calle.
Supongo que hasta aquí llega mi "cobertura" de FFXVI. Un juego que, para haberme causado tanto rechazo en tantas cosas, la verdad es que no he podido dejar de pensar en él durante estas últimas semanas. Me quedo con eso por ahora, que me parece bastante positivo. Imagino que en un futuro lo retomaré para pasármelo en difícil y así revisar mis sentimientos hacia el juego.
De hecho creo que lo que mayor poso ha dejado en mí ha sido eso. Embarcarme en un viaje secundario con Clive, Jill, Joshua y Torgal es lo más cerca que el juego ha estado a darme la sensación de ir de aventuras con una party de JRPG, charlando entre ellos y resolviendo entuertos en un contexto argumental algo más relajado que en la trama principal.
Aunque el foco principal de la narración se lo sigue llevando Clive con diferencia y el resto se queda ya no en segundo, sino en tercer plano. Pero bueno, al menos esta vez Jill tiene cosas que decir. Hasta me atrevería a decir que más que Joshua. Algo es algo.
Cómo no, el gran reclamo de este DLC es Leviatán, y la pelea contra él está increíble. La música es tremenda (de hecho es el tema del primer trailer de FFXVI, que no estaba por ninguna parte en el juego base y resulta que era el tema de Leviatán, puto Soken), la espectacularidad visual típica de estas peleas sigue ahí, y la dificultad es notablemente más alta que en las del juego base, donde era casi nula.
Una pelea intensísima a la que, sin embargo, le falta algo muy importante que sí tenían las demás. Y es que lo mejor de aquellas peleas era lo personales que se sentían para Clive, de una forma u otra. El combate contra Titán no habría sido lo mismo si Clive y Hugo Kupka no fueran enemigos jurados, por ejemplo.
Con Leviatán, por razones derivadas de la nueva trama, no puede ser tan personal, y eso le hace perder mucho. A pesar de que en todo lo demás es la mejor pelea de eikons de todo el juego pero de calle.
Supongo que hasta aquí llega mi "cobertura" de FFXVI. Un juego que, para haberme causado tanto rechazo en tantas cosas, la verdad es que no he podido dejar de pensar en él durante estas últimas semanas. Me quedo con eso por ahora, que me parece bastante positivo. Imagino que en un futuro lo retomaré para pasármelo en difícil y así revisar mis sentimientos hacia el juego.