Decidir jugar Shadow of the colossus, en un principio, fue una apuesta complicada. No me había gustado nada ICO y temía que con esta obra también me pasara lo mismo. No me podía imaginar lo alejado de la realidad que estaba. Shadow of the colossus es una obra maestra que me ha cautivado como ninguna otra podrá hacer. Rezuma originalidad y emoción por cada costado, y en cada detalle.

Con una premisa simple, este título asienta sus bases: eres un joven que debe derrotar a dieciséis colosos para poder devolver la vida a su enamorada. Este videojuego es la viva imagen de que a veces menos es más, ya que a través de su simple guión es capaz de transmitir muchísimos sentimientos. Ya solo los trayectos camino a cada uno de los colosos están cargados de soledad y pesadumbre. Esos trayectos marcan el ritmo del juego, mientras observas los preciosos paisajes y reflexionas sobre los actos del título. Viaje tras viaje , coloso tras coloso, acabas llegando a un final desolador y bonito a partes iguales.

Los colosos son el alma de este juego, todos y cada uno de ellos están diseñados de forma brillante. Cada batalla se aleja de la concepción habitual de las “bossfights” en los videojuegos, siendo más bien grandes puzzles a resolver. Puzzles ridículamente bien diseñados, que dejan una sensación de realización espectacular cuando eres capaz de resolverlos y derrotar a uno de ellos. Aunque la realización no es el único sentimiento que dejará en ti. La mayoría de colosos son criaturas solemnes y majestuosas, dejándote un sabor bastante amargo al final de cada enfrentamiento. Sientes verdadera culpa cuando pones fin a su vida, y el juego se encarga de transmitirlo con la melancólica música que suena tras darles su golpe de gracia.

Esa música, junto a un señorial apartado artístico ayudan a crear la ambientación y uno de los mayores atractivos de esta obra. Los diferentes paisajes que conforman su mundo toman a veces incluso el protagonismo, y el juego es consciente de ello. Por eso cuando corres a lomos de agro, la cámara coloca a tu personaje en la esquina, pasando así el escenario al centro de la pantalla. Ese gran diseño hace un uso precioso de una iluminación saturada, tratando de ser fiel al original. Eso sumado a la atención al detalle, es lo que marca la diferencia. Porque sin ese apartado artístico no se sentirían tan magníficos y grandiosos los colosos, ni transmitirían tanto. Y sabe cerrar dicha ambientación con una música sensacional que potencia esos momentos de melancolía, los más intensos y sobre todo, sabe estar en silencio cuando es necesario.

En definitiva, Shadow of the colossus es un título precioso, y aunque tardó un par de colosos en conseguir engancharme, en el momento que lo hizo se convirtió en una experiencia increíble. Es uno de esos títulos que cuando lo juegas por primera vez, son de los que te enseñan que los videojuegos son arte.

Reviewed on Dec 27, 2023


Comments