This review contains spoilers

Behind every great one es posiblemente uno de los juegos más duros y difíciles de jugar que han pasado por mis manos. Escrita así la frase podríais pensar que me refiero a dificultad en su gameplay, pero todo lo contrario. Es un juego difícil de jugar a nivel emocional.

Este título cuenta la historia sobre Gabriel, un artista muy enfocado en su trabajo y Victorine, su mujer y ama de casa. Entra de forma muy visceral en dinámicas de relaciones abusivas y cómo van afectando a Victorine. No solo es duro por los temas que trata, si no con el realismo que lo hace. Se siente perfectamente que esto es algo que está ocurriendo a día de hoy, algo que seguramente has visto ocurrir. Ya no solo por la parte de Victorine si no por la de Gabriel. En el documental de essays on empathy, el escritor del juego Jordi de paco, habla cómo se inspiró en dinámicas relacionales antiguas suyas en las que él había sido Gabriel, muy abstraído en su arte como para preocuparse del bienestar de la otra persona. Incluso sabe atajar muy bien las difícil relación con los padres del protagonista y como lleva a Victorine aún más profundo en su ansiedad. Los temas del juego chocan radicalmente con su paleta colorida y desenfadada, lo cual me parece un detalle sublime.

Por otro lado, behind every great one se ha convertido en mi ejemplo preferido para argumentar juegos no tienen que ser divertidos. Aquí ni siquiera lo pasas remotamente bien, pero es un juego tanto necesario como excelente. El arte puede tomar muchas caras y esta es una de ellas.

En definitiva, los escasos veinte minutos de duración de este juego dan para horas de reflexión, me encantan los títulos que prueben a hacer cosas diferentes con su guión y tratar temas realmente difíciles.

Reviewed on May 16, 2024


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