El dieselpunk es una corriente que se establece en el Periodo de Entreguerras, entre máquinas, gasolina, oscuridad, y, sobre todo, Art Decó. Esta es la base de Marauders, un shooter táctico en primera persona ambientado en un universo distópico en el que el ser humano ha sucumbido a la esclavitud de la máquina y a la oscuridad de un escenario triste y lúgubre.

Este universo imagina una línea temporal alternativa en los 90, en la que la Gran Guerra nunca finalizó y la Tierra ha sido industrializada hasta la destrucción, por lo que muchos han huido a las estrellas. A raíz de ello, somos piratas espaciales y nos dedicamos a la práctica del saqueo organizado como un grupo de mercenarios. Y nos acomodamos en esta actividad sin vergüenza ni pudor, porque lo único que nos interesa es conseguir aquello que queremos, aunque esto implique vender nuestros principios al mejor postor.

En definitiva, Marauders es un juego y difícil en el que, si morimos, perderemos todo lo que tengamos equipado. Al final, es un juego en el que la injusticia nos desborda constantemente, en el que la avaricia está a la orden del día y la traición acecha en cada esquina. Es el digno ejemplo de la perdición del ser humano.

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