Stray es un juego en el que la pantalla de carga ronronea, "pulsa B para maullar" es lo primero que te enseña el tutorial y el resto de acciones incluyen tirar botes, esconderte en cajas, rasgar sofás y alfombras, restregarte contra los pies del personal, dormirte en rinconcitos, subirte a montañas de cosas dejando un caos a tu paso, meter la cabeza en una bolsa de papel (lo que resulta en que se invierten todos los controles) y subir a las mesas donde robots están jugando al GO y destrozarles la partida. Cómo no va a ser GOTY (GATY).

Ahora en serio, es un juego encantador en el que todas esas acciones se entrelazan con la resolución de puzzles y la aventura de exploración que plantea la historia. Se le ven las costuras y las limitaciones (tanto por escenario como por la conceptualización del juego protagonizado por gato y la simpleza de los puzzles). Además, emocionalmente el gato acaba superado por el robotito, lo cual sorprende.

Pero las pegas que se le pueden poner me las ha compensado con unos escenarios à la ciudad de Kowloon espectaculares; de atmósfera oscura pero de colores vibrantes gracias a neones y reflejos. Es una distopía mayormente visual, repleta de detalles por arquitectura, pero también por la música y la ambientación de los escenarios, y lo mucho que cuenta con esta narrativa del entorno (y algún que otro robot expresivo con enternecedoras o tristes historias que añaden al conjunto). Además tiene unos cuantos guiños referenciales muy disfrutables. Cortito pero muy agradable :)

Reviewed on Jul 31, 2022


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