AC2 fue una obra impactante en su momento, con su presentación intachable, el concepto del mundo abierto todavía novedoso, y su mezcla particular de acción más realista de combate con espadas y exploración de ciudades con el uso del parkour.
Pasando por ciudades como la Toscana o Venecia es algo muy divertido, y el añadido de entradas informativas de personajes, lugares icónicos, y elementos de la sociedad en la época enriquecen la inmersión y disfrute.
Lamentablemente, es de los Assassin's Creed más repetitivos, sin apenas añadir sobre la base de la primera entrega. Los más significativo, la economía y la Villa, están rotos. El juego da dinero por hacer cualquier cosa, dinero que se invierte en la Villa, que a cambio da dinero de forma periódica. Esto significa que sin siquiera llegar a la mitad (que mitad, ni un cuarto) del juego, ya podrás tener la Villa casi mejorada al 100%, y tener de las mejores armas y armaduras. El dilema de curarse con pociones que se deben comprar, que añadiría a la tensión de los combates, desaparece porque tienes tantos florines como para llenar tus reservas todo el tiempo.
Por suerte, el mejor equipo del juego son la Espada y Armadura de Altair, que se consiguen completando desafíos opcionales, desbloqueados mientras avanza la historia. Esto es mucho mejor al premiarte por jugar.
La historia empieza fuerte al inicio, se desinfla en el resto del camino, y se recupera hacia final al por fin tener la intriga del verdadero villano y qué pasa con el fruto. Lamentablemente los villanos son insípidos y nada memorables, nada que ver con los de la anterior entrega. Los aliados ahora son más reconocibles y distintivos, pero no termina de compensar.
Y la diégesis del anterior se pierde totalmente en el cambio de época. El traje de Asesino en la Italia Renacentista no pega nada para camuflarse como sí lo hacía en las civilizaciones occidentales y orientales de 1911 durante las Cruzadas.
Sigue siendo un título destacable en su época, y la presentación del juego con la música, el diseño visual y la imagen mental que crea son la razón de que Assassin's Creed sea una saga impactante en la industria. Al mismo tiempo, es un título con una historia peor a la anterior, más repetitivo aún con dos DLCs que alargan el trecho final de forma absurdamente innecesaria, y no añade lo suficiente mecánicamente para aliviar estos problemas.
Pasando por ciudades como la Toscana o Venecia es algo muy divertido, y el añadido de entradas informativas de personajes, lugares icónicos, y elementos de la sociedad en la época enriquecen la inmersión y disfrute.
Lamentablemente, es de los Assassin's Creed más repetitivos, sin apenas añadir sobre la base de la primera entrega. Los más significativo, la economía y la Villa, están rotos. El juego da dinero por hacer cualquier cosa, dinero que se invierte en la Villa, que a cambio da dinero de forma periódica. Esto significa que sin siquiera llegar a la mitad (que mitad, ni un cuarto) del juego, ya podrás tener la Villa casi mejorada al 100%, y tener de las mejores armas y armaduras. El dilema de curarse con pociones que se deben comprar, que añadiría a la tensión de los combates, desaparece porque tienes tantos florines como para llenar tus reservas todo el tiempo.
Por suerte, el mejor equipo del juego son la Espada y Armadura de Altair, que se consiguen completando desafíos opcionales, desbloqueados mientras avanza la historia. Esto es mucho mejor al premiarte por jugar.
La historia empieza fuerte al inicio, se desinfla en el resto del camino, y se recupera hacia final al por fin tener la intriga del verdadero villano y qué pasa con el fruto. Lamentablemente los villanos son insípidos y nada memorables, nada que ver con los de la anterior entrega. Los aliados ahora son más reconocibles y distintivos, pero no termina de compensar.
Y la diégesis del anterior se pierde totalmente en el cambio de época. El traje de Asesino en la Italia Renacentista no pega nada para camuflarse como sí lo hacía en las civilizaciones occidentales y orientales de 1911 durante las Cruzadas.
Sigue siendo un título destacable en su época, y la presentación del juego con la música, el diseño visual y la imagen mental que crea son la razón de que Assassin's Creed sea una saga impactante en la industria. Al mismo tiempo, es un título con una historia peor a la anterior, más repetitivo aún con dos DLCs que alargan el trecho final de forma absurdamente innecesaria, y no añade lo suficiente mecánicamente para aliviar estos problemas.