La mayor virtud de Spiritfarer es que en su sentido de escala hace lo contrario que un Yakuza. Juegas como una especie de Caronte moderno buscando mover almas al otro lado, y para hacerlo necesitas realizar varios recados y buscar varias personas en un mundo abierto. En ese sentido, la escala es de islas muy pequeñas y contenidas a las que puedes volver y acabar de explorar una vez tengas más mecánicas conseguidas. A eso se añade también lo que haces en el barco, desde atender necesidades de los tuyos a las típicas cosas de crafteo/simulador de granja que suele suceder mientras viajas de punto a punto. Creo que todos esos elementos jugables, aunque simplones y tontos, dan una buena experiencia de juego. Lo que arruina todo eso, pero, es lo mal escrito que está en ocasiones, la falta de exploración de temas y sobre todo un giro final bastante horrible que casi me ha hecho querer dejar el juego.

Reviewed on Jan 15, 2023


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