Control es ciertamente un juego raro. No por lo extraño de su mundo, por lo confuso de su narrativa ni por sus claras inspiraciones lynchianas. Es raro porque es ver algo fascinante y que a la vez, no entiendes por qué es así de pocho a ratos.

La ambientación del juego es probablemente de lo mejor de Control. Tiene un mundo que rebosa carisma y misterio. Los espacios negativos de luz blanca, el color rojo del Hiss (la "esencia" corruptura de The Old House, el espacio donde transcurre la historia, y también el lugar de trabajo de nuestra protagonista), los sonidos de la gente poseida, el diseño arquitectónico brutalista. Control tiene una identidad visual y sonora muy marcada, y lo rodea de un mundo lleno de misterios y de ambigüedades. Esencialmente trabajamos para una agencia que investiga casos "paranormales", intenta explicarlos y contenerlos dentro de su agencia. Estos casos paranormales salen de una suerte de plano astral cuyo punto de inicio es "The Old House", el espacio donde nos movemos. Nuestra propia arma es uno de los objetos paranormales salidos de este plano, conocidos como "Objetos de Poder". Nuestra arma tiene miles de años de historia, es capaz de cambiar su forma y tiene entidad propia. En Control nuestra arma está viva, la arquitectura de la Old House cambia constantemente, gente muerta habla con nosotros, vemos cadaveres flotantes que hablan como en sueños, situaciones que no se pueden explicar, gente habla con una terminología extrañísima y se comporta de forma todavía más extraña. Todo esto rodea a Control de un aura de misterio, de desorientación y fascinación. Y ahí acaba lo bueno.

Lo que en esencia es un mundo fascinante y que podría aprovechar su potencia visual para evocar y para abrazar la fuerza de lo extraño, Control parece empeñado en explicarnos su mundo a través de "lore". Hay una cantidad abusiva de texto para leer, de audios que escuchar y de coleccionables que en esencia explican lo que debería de ser inexplicable. Y leer a través de estos textos no es nada divertido, la mayoría de ellos son absolutamente insubstanciales. Con esta disonancia, Control tiene un mundo que grita misterio, pero por otra, nos anima a que lo entendamos. Hay cierta coherencia en ello (al final, no dejamos de ser una agencia que busca explicar estos eventos paranormales), pero el resultado acaba siendo contraproducente, ofreciendo un mundo que nos fascina y que puede frustrarnos por no entenderlo, pero a su vez con la bastante información como para que ese misterio se pierda, con además el añadido de haber tanta cantidad de información que ésta pasa a ser algo que evitemos continuamente. No he podido interesarme activamente en el mundo de Control debido a esto, y su trama, absolutamente simple pero a su vez absolutamente incomprensible debido a todos los elementos de lore y puentes rotos que tiene la trama, no ha ayudado precisamente a esto.

Siguiendo con la exploración, otra cosa rara de Control es que es una suerte de metroidvania. Solo que no demasiado. Hay puertas de seguridad que se desbloquean con niveles de llaves, zonas que solo podremos alcanzar una vez logremos desbloquear nuevas habilidades para atravesar el complejo del Federal Bureau of Control. Pero a su vez, el diseño es lineal, y la motivación para volver atrás y explorar, bastante nula. El juego tiene un sistema de loot con "mejoras" para nuestra arma y para Jesse para animar a la exploración, pero estas mejoras, cual loot de un MMO, se quedan en lo meramente porcentual. Hacer un 5% de daño, hacer un 40% más de daño disparando a la cabeza. Son una serie de mejoras nada interesantes y que además tienen un número limite en nuestro "inventario", haciendonos constantemente vender loot insignificante solo para seguir buscando más loot que aumente un 3% nuestra mejora anterior. Es una lástima y una cosa extrañisima que Control meta elementos que casan con él tan poco. Es otra de las rarezas de Control. Es un juego de presupuesto medio-alto, y dentro de ese terreno, abraza decisiones de diseño y sobretodo narrativas que no esperaba para nada en un juego de este calibre, pero por otra, constantemente toma decisiones sobre seguro. Combate duro pero satisfactorio, narrativa confusa pero que se explica constantemente. Con estas contraposiciones vive constantemente Control, y de ella, la extrañeza constante que he sentido con él.

Con lo que si es consistente Control al menos es como espectáculo visual. Los reflejos, las físicas, la destrucción del entorno y las partículas son cosas que más allá de quedarse en lo estético (que también está precioso, todo sea dicho) contribuye activamente a dinamizar los combates, que de por si mismos llega un punto donde se vuelven pesados (repetición de enemigos, falta de variedad de habilidades, pocas versiones del arma realmente interesantes para experimentar, en definitiva, las posibilidades de su sistema de combate se agotan pronto), pero el espectaculo de balas, de explosiones, y de objetos volando por los aires (ya que nuestra protagonista tiene poderes psiquicos que le permiten cosas como lanzar objetos o levitar, una de las cosas más interesantes a nivel mecánico de Control), hacen de cada combate un espectáculo diferente al anterior. Los cristales se rompen, las astillas de los muebles saltan en mil pedazos, paginas y paginas de documentos vuelan, y todas las salas quedan absolutamente alteradas una vez terminamos un combate, y eso desde luego, no cansa.

Hay algo que te hace seguir en Control, y creo que es precisamente su extrañeza. Control es un constante "no se para donde va esto". Y ese algo no te acaba de funcionar, no acaba de hacer clic, y en varias ocasiones piensas en dejarlo. Pero hay un algo, un encanto, un "qué cojones es esto" que te hace continuar. Control es un juego raro. Tiene un diseño abierto pero que a su vez no necesita ni aprovecha. Tiene un mundo fascinante y misterioso, que se dedica a explicar tanto que perdernos el interés en él. Su foco parece ser narrativo, pero la trama no se entiende ni conecta con nosotros. Es un juego de presupuesto alto que abraza el riesgo, pero a su vez luego no se atreve a ir con todas. Control es un juego raro que no me arrepiento de haber jugado, un cosa rarísima que no se decide con qué clase de juego quiere ser, que tiene atisbos de ser algo más interesante de lo que realmente es. Al menos, es lo bastante evocador como para querer continuar. Creo que no recordaré mucho de Control, pero si su mundo, sus sensaciones. La sensación de extrañeza y desconcierto, positiva y negativamente, que de alguna forma, le funciona.

Reviewed on Jun 29, 2023


Comments