Yars' Revenge era un juego muy especial. Con pocas reglas bien cohesionadas, de carácter deportivo. Con una etapa de romper la defensa y otra de acertar el tiro. Comer el escudo tenía un tacto muy concreto, que empujaba al insecto hacia atrás con cada colisión. Acertar con el cañón Zorlon requería precisión y timing e ir con cuidado de no cruzarte en mitad de la trayectoria, como una versión digital de chutar a puerta. Su presentación era perfecta. El fondo plano, el parpadeo estroboscópico de sus elementos y la música monótona de tonos bajos inducían a un estado de trance. Nada de esto está en Yars Recharged. Sigues teniendo que comer el escudo y disparar al núcleo, pero ya ni lo primero mantiene la fricción ni lo segundo requiere precisión. La presentación tampoco consigue el efecto trance del original. Es un juego soso en diseño, sin gusto estético y ausente de nuevas ideas. Y esto es la norma para toda la serie Recharged. Redescubrir arcades e ideas clásicas algo olvidadas y adaptarlas a las nuevas posibilidades de la tecnología no me parece un mal punto de partida, es lo que Housemarque o Jeff Minter llevan haciendo toda la vida. Incluso lo considero necesario para revitalizar un panorama algo estancado por los mismos referentes. Pero requiere un aprecio previo a las fuentes y capacidad de análisis y sustracción de los elementos que hacían especiales a aquellos arcades primitivos. En otras palabras, requiere un gusto arcade del que SneakyBox carece.

Reviewed on Nov 04, 2023


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