Uno de esos milagros arcade que, en su sencillez, parecen hacer magia delante de nuestras narices. Heredero de Bubble Bobble, nos movemos en un estático laberinto de plataformas y limpiamos la pantalla de enemigos en dos pasos: lanzar proyectiles para inmovilizar y pasar por encima para rematar. Pero resulta que nuestros proyectiles son cuatros seres con voluntad propia que corretean y brincan por la pantalla (los Zukkos). Para más inri, nunca empezamos un nivel con estos a mano. La segunda vuelta de tuerca viene del sistema de combos. Cada vez que eliminas a un enemigo, este explota en una onda expansiva, matando a todo enemigo dentro de su rango. A más Zukkos sobre un enemigo más grande será la onda expansiva. Si jugamos bien con la posición (podemos pegar un puñetazo para empujar a un enemigo aturdido) más rápido vaciaremos la pantalla. Con estos elementos en juego, se monta un precioso caos por donde nos tendremos que abrir paso como podamos. Todo salpicado de buenas ideas y pequeños detalles que suman en sabor. Cosas como que el personaje se mueva más rápido bajando a las plataformas inferiores que saltando a las superiores, o el poder lanzar más lejos a los Zukkos ayudándonos de la inercia en un salto. Súmale el chute de adrenalina que da la música upbeat, animándote siempre a ir más y más rápido, con la sensación de que, si dejas de moverte un segundo, seguramente mueras en la vida real.

Reviewed on Sep 16, 2021


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