Es importante empezar reconociendo que no me gustan los rogues. Es una estructura que se me estomaga. Y digo «estructura» en vez de «género» porque creo que el quid de los rogues es la repetición afinando el resultado con el conocimiento, no tanto el ser un «dungeon crawler».

Eh... pero en este caso es sí es un «dungeon crawler». Lo comencé a jugar sin tener idea de que es un roguelike hasta la segunda muerte, que entendí que esta era la mecánica y no había sido mi primera muerte parte de la trama.

En cualquier caso, es un rogue indulgente que no requiere demasiada repetición, con progresión de habilidades rápida, y bastante ocurrente, lo que hace tener curiosidad de lo que no se ha visto y simpatía por lo que irremediablemente se volverá a ver.

Me imagino que si me gustó, debe ser un rogue bastante descafeinado. No lo sé porque no conozco el género a fondo, pero sé que se precia del conocimiento de mecánicas profundas. No hay mucho de esto aquí. Pero hay. Hay sistemas dejados libres que interactuan entre ellos para crear momentos excelentes, y; al apilar habilidades en cada run, regularmente Becky, la protagonista, está cargada de sinergías y poderes que bailan perfecto en el umbral que separa lo efectivo y lo demencial. Y eso siempre es bueno.

Going Under es ocurrente y carismático, decididamente milenial, con esa voz que nada entre lo honesto, lo cínico y lo desilusionado, mientras hace mofa de la cultura corporativa y sus psicopatías. Diría que, en general, se viene a Going Under para apreciar el humor, tanto del slapstick como del guión, la actitud y su voz.

Finalmente, algo muy importante para mi, sin espolear: Retorcido y excelente último tramo in crecendo, y una culminación brillante que realmente captura la actitud y mensaje del juego. Magistral escena final y buenísimo sabor de boca. Ojalá yo supiera despedirme así.

Reviewed on Jul 29, 2022


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