Es curioso jugar Alone in the Dark 2 después de su predecesor y ver el cambio tan soso de dirección que tuvo. Es entretenido y técnicamente más presuntuoso, esto último no solo porque piense que naturalmente iban a ir más allá de lo que consiguieron en el primero sino también porque su enfoque mete un cambio de casi 180°. Con una temática pulpy de piratas fantasmales, gángsters de la era de la ley seca, y secuencias y estructura de película de aventuras, el cambio es más conformista que otra cosa. Casi absolutamente nada de la temática lovecraftniana que inundaba la primera entrega y que informaba todas sus decisiones se encuentra aquí, así que ya no es un proto-survival horror, sino un juego de acción y aventuras a secas, construido de forma coherente a sus nuevas ambiciones.

Al final sigue teniendo su mansión gótica de mecánicos secretos y multitud de salas, pero la tensión que existía en la hostilidad de extraños monstruos que acechan y sorprenden desaparece. El instinto de la huida que se te cargaba solo por el rol específico que tomabas en la historia aquí se invierte; la primerísima secuencia del juego es una demostración intencionada de ello, donde irrumpes con agresión y factor de la sorpresa en la misma mansión dispuesto a abrirte paso a las malas con tu recién otorgado subfusil Thompson.

Teniendo en cuenta lo irónico que es que ya no me sintiese solo en la oscuridad, puedo decir que me ha sorprendido la facilidad con la que he llegado a ubicar porque Alone in the dark 2 es tan poco recordado y aclamado. Pienso que Alone in the Dark, el primer juego, ha ganado valor en la historia por su comparación a Resident Evil, el primer autoproclamado survival horror, que con tanta fuerza ha catapultado este subgénero. Es por ello que, aunque Alone in the Dark 2 no sea malo, no se pueda evitar hacer comparaciones, y gracias a ello notar lo poco que nos importa ahora.

Reviewed on Dec 12, 2023


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