Un viajero levanta la mirada. Ante sí, un camino por recorrer, largo y tortuoso, pero a la vez bello. Su objetivo está lejos, pero es tan grandioso que alcanza a verlo con su propia vista. El Viajero no duda y empieza a andar. ¿Quién sabe qué busca? Quizás redención, quizás cumplir su destino, quizás solo quiera llegar pronto y descansar. No lo sabemos; nosotros, como jugadores, somos insignificantes, solo un mero guía en un viaje que está muy por encima de nosotros o de nuestro entendimiento. Pero no hay que hacer preguntas, solo relajarse, dejar que la bella música alimente nuestra alma y empezar a caminar.

Así Es Journey. Para muchos, un juego aburrido sin acción; para otros, un precioso ejercicio espiritual en forma de videojuego. Poco sabemos de nuestro personaje, de su carácter o qué lo motiva a emprender su viaje; pero estamos atados a su camino y podremos sentir su pesar, su cansancio o su felicidad.

Tampoco sabemos nada de por qué puede ser importante tal viaje ni siquiera de la historia que rodea a este juego. Y ahí está la clave, no sabemos nada, nada de nada. Con un personaje indescriptible, un plantel de controles tan escaso como dos botones del joystick, y sin más armas que nuestra capacidad de navegar por los escenarios. Moviéndonos entre las plataformas y la exploración. Esta es una aventura tira por algo que no era tan común como hoy en día; nuestro único objetivo es avanzar en un juego que constantemente nos deja asombrado por los maravillosos y sobrecogedores escenarios que cruzamos y por la embriagadora música. En nuestro recorrido, nos encontraremos con pequeños y sencillos acertijos, y todos se basan en la exploración de escenarios. Hay que tener en cuenta que el desarrollo es tan sencillo que en ningún momento se nos dice qué hacer, nada de instrucciones ni pequeños mensajes con consejos ni radares que nos dirijan ni nada por el estilo.

Recorrer el viaje que Journey nos propone será absolutamente cosa nuestra; debemos seguir nuestra intuición para recorrer los siempre amplios escenarios (que se componen por más que solo el desierto inicial que todos deben tener fichado). Lo que si nos será de ayuda es que podremos emitir una especie de grito con el que interactuamos con curiosos aliados; podemos llamarles la atención para que vengan a ayudarnos o nos puede servir para activar partes del escenario que nos permiten poder seguir avanzando. Mucho de estos aliados son curiosos; se tratan de unas extrañas criaturas de trapo fácilmente reconocibles que parecen pertenecer a la misma extraña civilización de la que nuestro personaje procede. Habrá de tipo y tamaños distintos en el juego; algunos muy grandes nos servirán de transporte, otros de menor tamaño nos llenarán del extraño poder con el que contamos, que (marcado por una capa que llevamos) nos permite saltar grandes distancias y planear después.

Journey es un juego absolutamente único, un viaje que nos propone ser una pequeña parte activa de algo más grande. Nos propone dejar de combatir, de disparar, de organizar un inventario enorme o de practicar un deporte. Nos propone vivir un viaje sencillo y minimalista en su concepto. Pero enorme en su ejecución. Su mayor defecto, y casi el único que le puedo encontrar, es su corta duración, aunque por su bajísimo precio se trata de una obra de arte que no deberías pasar por alto.

Reviewed on Jan 12, 2024


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