Uno no esperaría que un triple A mundo abierto de 2017 fuera capaz de generar la misma sensación tan absurdamente satisfactoria de “burlar el diseño” que grandísimos juegos como Super Metroid (best wall jump ever) o Umihara Kawase (best grappling hook ever) lograron hace casi 3 décadas atrás.

Pero aquí está, un videojuego que se siente absurdo porque impresiona lo mecánicamente profundo que termina siendo, y más tomando en cuenta su tremenda escala, manteniendo ese espíritu de “diversión instantánea” que tanto se extraña en obras del estilo.

una superproducción que realmente se siente como una superproducción (o al menos una donde los millones los percibes interactuando con ella) y que, irónicamente, deprime porque te recuerda todo el dinero y esfuerzo que se traga la escena triple A actual para dar estancamiento a cambio.

Reviewed on May 18, 2023


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