Una cucada de juego con el contenido justo y necesario para degustarlo en pequeños bocaditos.
Sin contar The Crystal Shards para 64, esta es la auténtica primera gran aventura de Kirby en 3D y en lo que parece que iba a ser una especie de intento de Mario Odyssey, consigue hacer su propia fórmula y que funcione de manera muy satisfactoria.
Decenas de coleccioniables, transformaciones y modificadores interesantes y divertidos. Las "morfoformas" al tragar objetos es, quizá, de los gimmicks más divertidos que han introducido (con permiso de los mechas de Robobot) en la saga y ojalá vuelvan en alguna entrega posterior.
El contenido de desafío, post-game y opcional es soberbio y plantea una exigencia a la que ya tiene acostumbrado al jugador tradicional de Kirby, pero que al novato puede que le pille un poco de sopetón.
Un buen juego, en resumen.