Little Inferno es un juego increíblemente afilado. Es, fundamentalmente, un simulador de quemar cosas en una chimenea. Sin embargo, es así porque intenta parodiar un tipo de juego en específico. Juegos cíclicos, matarratos sin fin que no aspiran a nada más que a secuestrar tu atención (y si se puede, tu cartera) durante el mayor tiempo posible. Quizá por eso eligen el fuego como elemento principal para su diseño, por lo hipnótico de mirar las llamas crepitar.

El juego consigue con creces que su núcleo funcione, las físicas de los objetos son lo suficientemente interesante como para que el ritual morboso de reducir cada objeto a cenizas por mera curiosidad entretenga, pero si sólo fuese eso, Little Inferno no sería nada distinto a lo que trata de parodiar. Y vaya si no es así.

La narrativa, que durante la mayor parte del juego puede parecer un elemento con muy poco peso, se lleva a cabo a través de cartas que recibimos (que, por supuesto, terminaremos quemando). Las cartas a menudo provienen de una chica que también juega con su chimenea interactiva Litte Inferno y nos comparte consejos, sirviendo de guía, pero también nos pide que le enviemos objetos, marcándonos objetivos, y sirve como espejo para imaginar nuestro propio desarrollo de personaje. Todo en uno.

El juego no sólo está lleno de referencias humorísticas, con las que realiza afiladas, ácidas y sarcásticas críticas sociales en las descripciones de los objetos que compramos para quemar a través de los catálogos. O también a través de los combos, que son combinaciones concretas de objetos, agrupados por alguna temática o juego de palabras, que al ser descubiertos nos dan acceso a más recursos para seguir comprando y quemando. Además, el propio juego, en todas sus capas, es una mordaz crítica, no sólo a un tipo concreto de juego al que claramente parodia, sino al propio consumismo.

De nuevo, el fuego no está elegido por casualidad, es la metáfora perfecta del consumo: consumimos lo que compramos en los catálogos para luego consumirlo en las llamas. El consumo en Little Inferno es un consumo sin sentido, fomentado por el marketing agresivo de una Tomorrow Corporation que comercializa la “chimenea interactiva” Little Inferno en un mundo cada vez más frío, en el que los niños y niñas ven convertido en un juego el quemar sus juguetes para no morir de frío. Al anticorporativismo que ya vimos en World of Goo, antecesor de Little Inferno, se suma una crítica medioambiental que obliga a pensar el consumo y la temperatura global como dos caras de la misma moneda.

Little Inferno es una experiencia accesible, muy agradable para los sentidos, con una premisa algo siniestra y muchas capas de crítica que puedes disfrutar descubriendo tanto como se mantenga encendida la llama de tu interés.

Reviewed on Oct 07, 2023


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