Pumpkin Jack llama la atención por lo bonito de sus modelados 3D, el cuidado de la iluminación y otros aspectos visuales que hacen que parezca casi una superproducción a simple vista. Sin embargo, se nota que es un trabajo primerizo por otros aspectos que hacen que no sea muy consistente. Sin salir del apartado visual, hay algo con la interfaz y las animaciones que hace que se sienta un poco tosco. Algunas animaciones funcionan de maravilla, pero en general el combate cae en una especie de valle inquietante kinestético que hace que el juego se sienta poco pulido. Esto no es muy sorprendente, porque quizá los juegos de acción con combate sean de los más difíciles de pulir en cuanto a animaciones y en un desarrollo como este, firmado por una sola persona, no extraña comprobar que no es nada fácil encargarse de todo un desarollo y ser excelente en todos sus aspectos.

El autor sabe utilizar sus fortalezas a su favor, por ejemplo, mediante la inclusión de no pocos coleccionables escondidos que fomentan pararse a mirar con atención los decorados que ha creado con tanto mimo y tan buen resultado, un tándem entre el apartado visual y una convención asentada en el medio como los coleccionables que ya se había visto en títulos como Trine y es una combinación muy astuta. La banda sonora, que es lo único que firma otra persona, está muy bien producida, pero para mi gusto creo que abunda demasiado en ciertos lugares comunes que redundan demasiado con la ambientación.

Por otro lado, el autor también demuestra buen hacer con el diseño de niveles, que presentan cambios de ritmo frecuentes que alternan entre plataformas y combates durante la mayor parte del tiempo de juego y, de forma algo más excepcional, puzzles y secciones de carreras o de esquivar obstáculos mientras algún elemento relacionado con la temática del nivel de turno nos transporta a gran velocidad. En especial los jefes de fase me parecen sólidos y casi todos tienen conceptos que los hacen interesantes y, sin ser difíciles, plantean un uso específico de las mecánicas básicas del juego adaptadas a la situación concreta de la pelea. Sin embargo, el sólido diseño de juego viene con una contrapartida y es que el mundo de Pumpkin Jack es muy poco orgánico. La única explicación para la existencia de muchas de las estructuras de plataformas o los spawns de enemigos que puedes encontrar si por lo que sea se empieza a resquebrajar tu suspensión de la incredulidad mientras juegas son razones de diseño que no parecen contar con un respaldo en el mundo del juego.

El juego parece intentar prevenir una crítica demasiado dura de sus aspectos más débiles estableciendo un tono bastante humorístico, socarrón y hasta metareferencial, lo cual se agradece, pero también plantea una carencia respecto a su temática narrativa. En Pumpkin Jack interpretamos a Jack, un hombre muerto que consiguió engañar al mismísimo demonio en varias ocasiones. Al parecer un mago humano se ha hecho con una buena cota de poder en el mundo y el demonio no sabe cómo pararle los pies para recuperar su soberanía, así que revive a Jack en forma de una calabaza zombi para que acabe con el reinado del mago. La premisa es, como en tantos otros juegos, que nuestro protagonista está del lado del mal, y los diálogos de Jack lo presentan como alguien travieso, pícaro e ingenioso. Sin embargo, aunque la temática humorística y “halloweenesca” que toman lo diálogos da lugar a momentos divertidos y ayuda a rebajar las disonancias que plantea el sistema de juego con su mundo, también se me ha hecho raro que en un juego en el controlo a una calabaza zombi que ha engañado al demonio varias veces todo lo que haga sea saltar plataformas y combatir con enemigos. Quitando un par de momentos en los que los puzzles tenían algo que ver con la premisa narrativa, echo bastante de menos que el sentido de mis acciones en el juego fuesen más traviesas y me dejasen hacer un poquito el mal aprovechando el tono ácido y socarrón que el juego tanto cultiva en sus diálogos.

En definitiva, como trabajo debut es considerable y teniendo en cuenta que sólo lo firma una persona (a excepción de la banda sonora), aunque pida pulido en ciertos temas, es una exhibición de un talento sólido en algunos aspectos y simplemente competente en otros, lo que hace que quizá como obra no sea de lo más llamativo ni significativo que podamos encontrar, pero como portfolio habla bastante bien de su creador.

Reviewed on Nov 15, 2023


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