Bajar a los infiernos para exorcizar viejos fantasmas y encontrar las fuerzas para seguir hacia adelante es un tipo de historia que me fascina. Hay algo en ese descenso que recuerda a lo más íntimo del ser; a esas energías primordiales que conforman toda vida y son la base de los procesos psíquicos que nos mueven. El origen y fin de todas las cosas.

El misterio por el misterio suele caer en lo vago o lo ridículo, pero aquí encaja plenamente porque toda inmersión en la propia psique es un proceso misterioso. Como sabían los gnósticos, Dios está dentro de nosotros y hay que enfrentarse a toda una eternidad para entrar en contacto con él. En indescifrables mensajes nos habla y en rituales mistéricos podemos responderle, destapando en el proceso las heridas del mundo.

Este juego trata lo humano con la veneración religiosa requerida, pues una herida en la psique es una herida en el corazón del mundo. Los dioses antiguos agonizantes son un reflejo de algo que está muriendo dentro de nosotros mismos. ¿Quién iba a decir que la respuesta correcta era dejarlo morir para darle nueva vida? Por el fuego la naturaleza es renovada en su plenitud.

Reviewed on Jul 17, 2022


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