De cuando Sony hacía juegos divertidos (que no personajes carismáticos, eso no han aprendido nunca).

'Motor Toon Grand Prix' tiene mucho mérito viniendo de 1994 y siendo uno de los primerísimos juegos del catálogo de PlayStation. Es realmente cómodo de manejar: los vehículos poseen una gran maniobrabilidad y al estar casi imantados a la superficie, es fácil cambiar la trayectoria antes de comerte un bolardo (o algo por el estilo). Es generoso en los resaltos y cuestas, si bien tiene problemas a la hora de gestionar grandes pendientes y el manejo del monoplaza se vuelve loco. Rendimiento estable y fluido, amplia percepción de la pista, facilidades para coger velocidad en frenada y tras pequeñas incorrecciones. Gráficamente es muy simple y se nota la falta de texturización en muchas superficies (los programadores gráficos habrán notado que está pintando los colores de los triángulos tal como salen del render por defecto), pero es lo de menos teniendo en cuenta el contexto del juego y el año que salió.

Por otra parte, es un juego de kart normalito y a medio cocer. En esta primera entrega (exclusiva de Japón, pero casi en su totalidad en inglés) apenas puedes enfrentarte a la CPU en 3 circuitos principales, con otros 5 exclusivos para el modo contrarreloj y 5 más para el multijugador (que constan de carreteras simétricas y única dirección, con el reto de ver quién es el que llega antes al punto de encuentro). No tienen inteligencia artificial en absoluto, sino que se desplazan en fila india uno tras otro, sin interactuar entre ellos ni alterar su comportamiento. Las mecánicas de juego también están un poco por definir. En vez de objetos, los cristales del circuito hacen girar una tragaperras que, de dar suerte, te convierten en un avatar gigante de tu personaje que se pone a correr un 10% más rápido de lo habitual, pero es una ventaja residual e incluso incómoda en el paso por curva. El diseño de los 3 circuitos principales es inconsistente: Toon Island actúa como el típico circuito de carreras profesional sin grandes dificultades en el camino y apenas 2 curvas que requieren frenada. Plastic Lake abusa de pilares y montículos colocados con maldad a la salida de curva y vuelos aéreos, que junto la inconsistencia de las físicas en este terreno da pie a consecuencias devastadoras al mínimo error. Gulliver House es el más técnico y complejo de los tres: un salón de juegos repleto de fantasía y caminos estrechos que obligan a maniobrar con precisión en cada curva si no quieres comerte un muro (o una pieza de ajedrez en medio de la carretera). El resto de pistas son básicamente prototipos y demos jugables de relleno (pero está bien su inclusión igualmente).

Lo mejor de 'Motor Toon Grand Prix' es la imaginería (o amargura según se vea) de lo que podría haber hecho Kazunori Yamauchi y su equipo en Polyphony Digital de haber seguido apostando por propuestas más simples, "arcade" y enfocadas en el entretenimiento directo, más que en la contemplación espiritual de los 276cv del Nissan Skyline y susodichos. Obviamente Motor Toon tiene personajes feos y rancios, escenarios genéricos que destilan nula creatividad, y posee capacidad la justa para entretener un par de horas a lo sumo. Pero es fácil entrever algunas de las bases de lo que sería 'Gran Turismo' a posteriori por el feeling que tienes al volante, y tenía margen para haber encontrado su espacio en el disputadísimo universo de las carreras de karts. Algo de eso pudo verse en su secuela-no-tan-secuela...

Reviewed on Apr 21, 2024


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