Convertir el fútbol en un juego de estrategia por turnos: podría ser un concepto ideado por la mente de un hombre molinillo, pero esta extraña amalgama ya existía desde los tiempos de Captain Tsubasa y los juegos que recibió desde NES. Aunque nunca ha funcionado especialmente bien, todo sea dicho. Muchos desarrolladores que intentaron trasladar la dinámica del fútbol a un tablero de juego se encontraron con las dificultades de replicar su acción cooperativa y simultánea, concentrada en infinidad de conflictos fugaces y doblemente interpretables no sólo entre aquellos que luchan por el balón. Si bien los managers permiten que el jugador únicamente pueda intervenir tratando de alterar la dinámica de sus duelos IA vs IA, el resultado no suele ser muy fidedigno o realista que digamos. Y aquellos otros que dejaron en el jugador la responsabilidad de controlar a un equipo entero de fútbol, tuvieron que simplificar sus conceptos o aislarlos de realismo alguno para que pudieran ofrecer un atisbo de diversión en el intento.

‘Ganbare! Super Strikers’ es otro de esos experimentos poco fructíferos, que deja curiosidad por ver cómo ha salido hasta que las lagunas en su planteamiento emergen. Con su estética propia de ‘Inazuma Eleven’ (y parecido razonable de alguno de sus personajes), los partidos de Ganbare! se desarrollan en una cuadrícula entre dos equipos de siete jugadores. En cada turno, el usuario puede desplazar a cada futbolista de su equipo hasta en dos ocasiones, dando órdenes para que pasen, chuten el balón, regateen, hagan entradas para robar el esférico o incluso ejecuten movimientos especiales que les lleve a marcar un gol. Los resultados de cada acción son aleatorios y se calculan por los stats de los jugadores implicados, de modo que, aunque puedes extender la jugada todo lo que puedas si tus jugadores están organizados sobre el césped, todo se detendrá en el momento que pierdas el esférico. Y en caso de ser muy osado, las consecuencias pueden ser gravísimas.

Para aprovechar al máximo Ganbare! conviene aprovecharlo más por su componente estratégico que como un partido de fútbol. Porque no se percibe realista y tratar de darle verosimilitud limitará tus opciones de victoria. Si te atreves a montar una defensa de 7 tapando la portería, es imposible que el balón se cuele entre los tres palos. O al revés, si consigues rodear a tu jugador con la pelota con otros compañeros alrededor, es imposible que otros puedan birlársela. Los escenarios que presenta son divertidos pero pueden llegar a ser frustrantes por su poca naturalidad (y ocasional mala leche con IA suertuda), y aunque el juego permite subir de nivel a tus jugadores para que resulte más accesible en partidos de alto octanaje, esto requiere de un proceso de grinding o farmeo bastante laborioso en el tiempo. No hay un balance claro que pueda ayudarte en desventaja frente a rivales de más entidad, e incluso algunas acciones resultan prescindibles y no merece la pena ejecutarlas.

Todo esto contribuye a que la experiencia de juego resulta bastante aburrida a la larga. Como el fútbol en sí: un deporte en el que los excesos son bienvenidos y las personas muestran lo peor de sí mismas escudadas en la pasión. De Cristo, Messi o Maradona. En ese sentido, lo han clavao. En la cruz.

Reviewed on Dec 26, 2022


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