Con poquísimos elementos (árboles cortos, largos, piedras, la forma de la isla y diría que ya está), monta una cantidad ingente de puzzles que no dejan de sorprender con nuevas mecánicas cuando ya pensabas que el juego había mostrado todas sus cartas.

Además hace varias cosas que me entusiasman: huir de los tutoriales y enseñarte mecánicas con puzzles que sirven para descubrirlas (hola The Witness), y que eso te permita volver a islas anteriores con nuevos ojos (hola Mario Oddisey). Eso sí, el mundo abierto me parece tan grande que me da flojera darle una segunda vuelta para sacar más secretos.

Todo esto está aliñado con un sentido del humor muy fino y una ambientación muy distendida. Ningún puzzle del "camino principal" es especialmente difícil (y tiene un sistema de pistas bastante bueno, te indica la solución final pero no te spoilea todo el proceso para llegar hasta ahí) y funciona perfecto en partidas cortas, así que es un juego ideal para descomprimir al final del día.

Reviewed on Mar 03, 2024


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