Exploring the parasitic relationship between author and consumer, how the latter uses or perverts the idea of the former, sometimes giving deeper results than the author thought or completely eliminating his message leaving a very uncomfortable void.
But the creator, as with his previous game The Stanley Parable, loses himself too much in wanting to surprise or shock the player than in giving depth to any of his messages, leaving a very adolescent idea. Dreamlike landscapes while dramatic music plays, camera fades to black after a revelation, bars falling as you advance to simulate social isolation. All extremely superficial.
Having played the 2 games of the author, Davey Wreden, I can only see a great pretentiousness and falsehood in it. In The Stanley Parable the only thing that ended up mattering was listening to the narrator's commentary for the players to say how witty the dialogues he had written were, being ironic that the game was about freedom of decisions when everything was subordinated to look for those comments.
And in The Beguinner's Guide the falsehood is even greater. Its most clearly powerful scene is when the narrator comes clean confessing what he hates about himself and that what he wishes is not to base his existence on the recognition of others and to be himself. I don't know if Davey has declared that this person is himself or is playing (since he plays the narrator and protagonist), but it doesn't matter if it is him, or a role, or Coda or other absurd ambiguities.
The point is that with his search for impact just for the sake of it, the use of music for the drama and that impostured tension he uses, not only this scene is totally false but, in my opinion, achieves the opposite of what the character wants in what is the most supposedly true moment of the game: to seek all the attention possible so that they talk about him and say that Davey Wreden is the best author.

---------

Explorar la relación parasitaria entre autor y consumidor, de que como este utiliza o pervierte la idea del primero, dando a veces resultados más profundos de los que al autor pensaba o eliminando por completo su mensaje dejando un vacío muy incómodo.

Pero el creador, al igual que con su anterior juego The Stanley Parable, se pierde demasiado en querer sorprender o impactar al jugador que en dotar de profundidad alguno de sus mensajes, quedando una idea muy adolescente. Paisajes oníricos mientras suena música dramática, fundidos de cámara a negro después de una revelación, rejas que van cayendo mientras avanzas para simular aislamiento social. Todo extremadamente superficial.

Habiendo jugado a los 2 juegos del autor, Davey Wreden , no puedo sino ver una gran pretenciosidad y falsedad en él. En The Stanley Parable lo único que acababa importando era escuchar el comentario de turno del narrador para que los jugadores dijesen lo ingenioso que eran los diálogos que había escrito, siendo irónico que el juego tratase sobre la libertad de sesiones cuando todo estaba supeditado a buscar esos comentarios.

Y en The Beguinner´s Guide la falsedad es aún mayor. Su escena más claramente potente es cuando el narrador se sincera confesando lo que odia de si mismo y que lo que desea es no basar su existencia en el reconocimiento de los demás y ser él mismo. No sé si Davey ha declarado que esa persona es él mismo o esta interpretando (pues él hace de narrador y protagonista), pero no importa si es él, o un papel, o Coda o demás ambigüedades absurdas.

La cuestión es que con su búsqueda de impactar porque sí, del uso de la música para el drama y esa tensión tan impostada que utiliza, no solo esta escena queda en algo totalmente falso sino que, en mi opinión, consigue justo lo contrario de lo que quiere el personaje en lo que es el momento más supuestamente verdadero del juego: buscar toda la atención posible para que hablen de él y digan que autor más bueno es Davey Wreden.

Reviewed on Nov 16, 2021


1 Comment


2 years ago

This comment was deleted

2 years ago

Toy de acuerdo con number one, a pesar de que no adoro los proyectos de esta naturaleza, lo que menos me resultó de la experiencia es pensar en que era poco auténtica.