Una experiencia tan lentita en su gameplay (más walking sim que aventura gráfica) como absolutamente preciosa, empezando por su estilo artístico a lo claymation.

Es un poco lástima que [casi] todo el juego consista en ir de un sitio a otro de la nave de charla en charla en la que prácticamente no tienes interactividad (salvo alguna opción de diálogo aislada por ahí y por allá), porque toda la ambientación, la hipnótica música, el diseño de sonido, los gráficos... llaman desde el primer momento.

Y es que, al final, este moverse de un lado para otro charlando con los distintos habitantes de forma repetitiva para avanzar la historia tiene su recompensa: dentro de este microcosmos burocrático, cerrado hasta un punto casi claustrofóbico, y que de primeras pueda parecer depresivo, es muy fácil encontrar un punto emotivo y absolutamente luminoso. Si te hace clic (yo he llegado a mojar gafa un par de veces), encontrarás en los habitantes de Fedora unos personajes carismáticos, cada cual con sus pequeñas historias de las que quieres formar parte y a los cuáles quieres ayudar, quieres ver su evolución. Es en esos pequeños momentos donde realmente brilla el juego, esas interacciones entre personajes, esos descubrimientos inesperados, donde unos diálogos trabajadísimos (con grandes actuaciones de voz), los gráficos y la música se compaginan para meterte de lleno e imbuirte de esperanza y positivismo hasta en un lugar que uno pudiera pensar que no invita a ello.

Sí, no es el gameplay más agradable, tiene algún bug y se agradecería que, o bien fuera más corto, o tuviera algún puzle de aventura gráfica en lugar de ser un "ve del punto A al punto B" constante, pero desde luego es una obra con corazón, llena de filosofía, espiritualidad y humor. Cuando entras, es divertido y calentito.

Reviewed on May 15, 2024


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