Sin duda una de esas experiencias videojueguiles únicas y mágicas. Un tren infinito de estímulos con un worldbuilding ejemplar y titánico y una capacidad que parece innata para transmitir continuamente ideas filosóficas y políticas de toda índole. Tremendo.
La puerta de entrada es algo difícil de atravesar. Al fin y al cabo, es una aventura RPG conversacional isométrica con kilómetros de texto ciertamente densos, y que cuando empiezas andas más perdido que el amnésico prota. Pero según te atrape...no se te soltará nunca del selebro. La clarividencia con la que es capaz de trasladar ideas nunca deja de sorprender. Es capaz de presentarte personajes con políticas más que cuestionables pero con tanta seguridad en la complejidad de sus personalidades que no puedes sino caer rendido ante ellos y mirar a través.
Otro de sus mayores aciertos es la atmósfera fatalista, cargada de tristeza y nostalgia, que se complementa muy bien con la melancólica música, el diseño de arte pictórico y la poesía que rebosan los textos. Nada está al azar, todo se integra de forma natural con el acervo. Lo mejor es que, dentro de este viaje lúgubre, no escatima en momentos cargados de sátira, y a la vez propone un paseo cuasi meta por el mundo de las ideas con un deje cercano a lo cósmico, en lo que son algunas de mis partes favoritas del juego y que más me han volado la cabeza.

Pero, de todas formas, sólo se necesita una razón para adentrarse en esta tremenda experiencia y es: Kim Kitsuragi. Must protect at all costs.

Reviewed on Jul 20, 2023


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