Es un buen juego de Zelda (como lo son todos), sin embargo, éste se siente un poco diferente. Es el primer título de la franquicia en el cual los términos libertad y exploración adquieren un valor un tanto ambiguo debido a que ahora nuestro principal método de transporte es un tren, y nos debemos acostumbrar a ir siempre por un camino predeterminado (las vías). Puede que no sea algo muy relevante para algunos, pero es sin duda alguna algo que hay que tener en cuenta cuando en todas las entregas anteriores no se presenta ningún tipo de limitante. Dejando eso a un lado, Nintendo ofrece nuevamente un gameplay sólido con una historia sin muchas novedades, pero lo suficientemente interesante y divertida (a veces demasiado) que nos mantendrá ocupados mientras llegamos hasta el jefe final. Esperemos que en una próxima oportunidad se desarrolle un Zelda con algo más de trabajo en cuanto a guion y desarrollo de la trama se refiere (hablando de los títulos para portátiles), ya que el resto de características, como siempre, las tienen muy bien cubiertas.