La idea es la de siempre: completar, a base de saltos, una corta y condensada carrera de obstáculos. Lo que viene siendo un Mario 2D, ahora en 3D. Toca medir distancias en perspectiva cenital y depender de nuestra sombra para adivinar donde aterrizamos, cosa que no suma y los diseñadores lo saben. Para compensar, el juego de cámaras se las arregla continuamente para dirigirnos en una dirección clara (con posibles desviaciones laterales). Un apaño que deja caer el peso del juego en el diseño de niveles. Reduce el concepto de Mario a su esencia: saltar en parques de recreo imposibles. Alejándose del sandbox de la línea de 64 y eludiendo cualquier gimmick estúpida de los Galaxy (como prueba irrefutable de que estamos ante un gran Mario, la ausencia absoluta de Yoshi, que ni está ni se le espera). Ahora las plataformas desaparecen y aparecen, ahora rotan sobre si mismas o se inclinan con tu peso. Ahora lo mismo pero un mago te lanza proyectiles o tienes que esquivar unos rodillos de pinchos que se balancean. Sencillo, directo y divertido. El Mario más redondo desde Donkey Kong 94.

Reviewed on Sep 14, 2021


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