Nuestro tiempo aquí es finito así que echa a andar, curiosea, descubre cuanto puedas. La vida es demasiado corta para quedarse a mirar las musarañas. Pero y si...

Lo admito, el final contemplativo del juego fascina por las implicaciones que tiene cerciorarse de que todo lo vivo que pisamos en este mundo se lo debemos a los que nos preceden. De esos finales que te imbuyen en una inmensa humildad y pequeñez. Lo que no me gusta tanto es que a ese momento de fascinación solo lleguemos "rindiéndonos", asumiendo que si todo va acabar tarde o temprano no merece la pena seguir avanzando.

Cuando en nuestro pequeño paseo atisbamos los cadáveres de quienes agotaron hasta su último aliento, por tonto que parezca, sentimos un profundo respeto por la muerte que nos acecha y la vida que pronto dejaremos. Pero el juego y su naturalismo claramente dignifican a aquellos que, por una cosa u otra, decidieron bajarse a mitad de trayecto. ¿Por qué no hay obsequio —o al menos no tan evidente— para los que lucharon hasta el final?

Reviewed on Sep 30, 2022


Comments