Por primera vez, un juego de Josef Fares tiene mecánicas.
Brothers me parece una obra maestra, A Way Out me parece una idea ambiciosa ejecutada a veces de forma muy buena y a veces de forma muy torpe, y claramente por debajo del presupuesto que debería haber tenido.

¿Pero sabéis qué juego no anda falto de presupuesto? It Takes Two. Este juego tiene presupuesto para parecer y sentirse como un juego de Nintendo. Tiene presupuesto para recrear un ajedrez funcional con animaciones muy pintonas... Y ese ajedrez puedes pasarlo de largo. Y ese ajedrez tan solo es UNO de más de la veintena de minijuegos que hay dispersos por los niveles, ¡ni siquiera es parte del nivel principal!

Así de sobrado va It takes two. De largo la aventura más loca, imaginativa y longeva que ha salido de la mente inquieta de Fares. Como todo lo de Fares, un señor que probablemente tiene problemas para pararse quieto, el juego también es de culo inquieto. Las secciones jugables son tan distintivas entre sí que mecánicas enteras plenamente funcionales se desechan de un mundo para otro. Y a pesar de eso, hay un estilo predominante que permea en toda la aventura. Es un juego de movimiento, acción rápida y plataformeo. Mientras los otros juegos del estudio eran más inclasificables y experimentales, It takes two es sin duda alguna una aventura de plataformas más clasicota. Solo que una que quiere ser todas las aventuras de plataformas de la historia a la vez. A veces de forma muy literal, hay guiños aquí y allí a toda la historia del videojuego y a lo que no es videojuego pero es juego también.

It takes two quiere que ante todo juegues con otra persona y te lo pases bien. Su premisa es bobalicona y tonta. Ese libro del amor es una horterada constante tan en tu cara que acaba resultando adorable. Y aunque me cuesta no ver toda la propuesta como una excusa para ir por ahí haciendo el Mario, la honestidad que desprende muchos de sus momentos hace que todo parezca sincero.

Su propuesta no está falta de tropiezos. Hay secciones más interesantes que otras, hay fragmentos que se sienten más o menos derivativos de otros, y ese malabarismo de mecánicas y de estilos hace que no puedas llegar a encariñarte con nada en particular y que estés a merced de la montaña rusa que Fares quiera ofrecerte en ese momento. Haciendo quizás... que sea una experiencia más suya que tuya.
Pero todo esto acaba dando igual en un conjunto, y sobre todo en un momento a momento en el que no paras de sonreír y además tienes otra persona con la que compartir la experiencia. Podría hacer spoiler ahora mismo de al menos tres secciones alucinantes del juego y seguiría siendo una experiencia sorprendente para quien los leyera. Así de loco es, y al final esa locura y ese entusiasmo son contagiosos.

Reviewed on Apr 04, 2021


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