En algún momento de mis más de treinta horas con Returnal me vi derrotando a un boss con una pistola básica y con la vida casi entera, tras haber esquivado prácticamente todos sus ataques. La sensación de satisfacción fue mucho más intensa que cualquier recompensa tangible que pudiera darme el juego.

Por su sensacional atmósfera, su narrativa misteriosa, música y feel, cuesta no pensar en Returnal como un nuevo grande de Sony. Un nuevo blockbuster sobre el que estaremos años discutiendo. Pero bajo esa envoltura mainstream se encuentra un juego arcade desafiante, profundo, y tan irremediablemente propio, que para quitarse el mono tras completarlo va a costar mucho no hacerlo volviendo a jugar al propio Returnal.

Tu viaje con Returnal tiene más en común con superar un soulsborne que un roguelike tradicional. Los mundos cambian en cada partida, tu equipamiento es una mezcla de progresión temporal y permanente y la aparición de nuevas armas se aleatoriza, sí. Pero son más importantes aquí las constantes, y son muchas, que las variables. Conocer a la perfección las salas, el comportamiento de los enemigos, los patrones de los bosses... Es tu propia experiencia con el juego lo que en última instancia te va a permitir dominar este bucle.

Y es un bucle perfecto.

En algún momento de mis más de treinta horas con Returnal me vi derrotando a un boss con una pistola básica y con la vida casi entera, tras haber esquivado prácticamente todos sus ataques, y me pregunté cómo pudo haber algún momento en el que eso no había sido natural para mí.

Reviewed on May 14, 2021


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