Uno de mis juegos favoritos.
En Diaries of a spaceport janitor no hacemos más que juntar basura del piso: cumplimos nuestro destino de paria. Levantamos la cabeza y vemos naves espaciales surcando los cielos. Ahí está todo el juego, en esa escena que contrapone nuestra desdicha personal al anhelo por una vida ideal que nos resulta inalcanzable. Este contraste se vuelve recurrente en el juego, aunque toma otras formas, y sirve para reforzar su tema principal, es decir, la aparente inalterabilidad del destino y nuestro conflicto interno para lidiar con la realidad.