estamos ya? vale

un juego en el que no eres el protagonista. eres un pequeño y cuco engranaje de un ecosistema roto y tu objetivo es

bueno tu objetivo no esta muy claro al principio, pero lo cierto es que eres un minúsculo zascandil en lo bajo de la cadena trófica del ecosistema. la experiencia de sobrevivir a enemigos obviamente más veloces y fuertes que tú, utilizando nada más que la inteligencia y las jugarretas de un pequeño mequetrefe es de las más inmersivas que he vivido jamás. por supuesto que la dificultad es absurda y aleatoria, pero es que esa es precisamente la gracia: es un mundo que no es para ti, en el que hay peligros inesperados a la vuelta de cada esquina con el mismo objetivo que tú: alimentarse y sobrevivir.

las criaturas están programadas de forma brillante, utilizando animaciones procedurales que se desarrollan de manera totalmente contextual, distintas en cada situación, dándole aun más el toque de realismo que casi te hace empatizar con ellas: el ambiente es peligroso incluso para el lagarto enorme que te viene persiguiendo todo el dia, porque siempre hay un pez más grande

y los escenarios son preciosos, casi daría gusto quedarse a apreciar cada área del juego si no estuvieras constantemente perseguido y escondiéndote. consiguen una ambientación genial en combinación con la excelente banda sonora que aparece de manera esporádica. cada área es distinta y tiene un carácter muy diferenciado, lo que ayuda a la progresión del juego: siempre quieres ver la siguiente zona, seguro que es incluso más bonita que la anterior.

y los controles, aunque se basan también en animaciones procedurales (es decir, no hay animaciones definidas para todas las acciones, sino que se desarrollan según el contexto) y sentirse bastante toscos al principio, resultan extremadamente gratificantes una vez dominados, permiten moverse como un ninja, deslizandose por las superficies y esquivando por milímetros a los enemigos para después morir por un resbalón estúpido o un fallo de cálculo absurdo, o incluso un enemigo que estaba fuera de la pantalla.

es un juego en el que no consigues ninguna habilidad que te permita avanzar con mayor facilidad, sino que la progresión se basa en el conocimiento: el conocimiento tanto de tus propias habilidades, pues siempre encontrarás nuevos truquitos para moverte o combinaciones entre inputs u objetos, como del mundo, pues rápidamente deberás adaptarte y encontrar caminos distintos, así como interiorizar cómo funcionan las distintas criaturas y las interacciones entre ellas y el entorno para así encontrar sus debilidades y explotarlas de la forma más ruin posible: habrá depredadores que se basen sólo en el sonido para encontrarte, mientras que otros sentirán las vibraciones en el medio o tendrán visión basada en el movimiento. y tú deberás llevar el bestiario mental para anticiparte y sobrevivir.

en resumen: el juego es duro. duro en el sentido de que es hostil con el jugador, hasta el punto de resultar injusto y frustrante. sin embargo, son concesiones propias de querer simular un entorno natural: así es la vida. Además, la dificultad absurda en muchos puntos hace aún más gratificante la victoria, pues realmente te hace sentir como que conoces el mundo, has sabido actuar con cautela y anticiparte a todas las posibles amenazas y, joder, que bien se siente eso.