Humanismo y vitalismo

Diez videojuegos que profesan convicción por los valores humanos y/o fe en las personas y/o amor a la vida. Voluntaria o involuntariamente.

Ensayo y error como sorpresa y asombro. Ver las cosas por primera vez, descubrir la vida y divertirse con ella. Como cuando éramos niños.
Un puñado de crías en plena flor de vida simplemente: siendo. Su felicidad la mayor revolución del mundo.
La música como motor del mundo, ergo, la emoción como combustible de la vida. Y el objetivo del juego ayudar a los demás. Reír y llorar.
Sí, es pesimista. Hemos maltratado demasiado a la madre Tierra. Pero luego está su amor por los desamparados, desfavorecidos o diferentes en general, y la fuerte creencia en que fuimos corrompidos. Cree Itoi que el ser humano, por naturaleza, es bueno.
Cada persona un pasado, una historia, cicatrices. Una vida. Qué sería del mundo sin amor, sin dolor o sin belleza.
Seas como seas, siempre querido y aceptado.
El paso del tiempo elevado a categoría religiosa. Caminar y sentarse para observar la belleza de lo que nos rodea. Todo a nuestro alrededor una sinfonía. Pisar la tierra, estar vivos, es un milagro.
Todo Super Mario en realidad. ¿Qué acto más vitalista que saltar? Yahoo! Pero Sunshine... Sunshine está lleno de flores, fruta, cielo azul y agua. Es verano, pero el verano de la infancia.
Siempre "sí" a todo. Todo el juego arriesgar tu vida por los demás para ser salvado ellos al final. Canciones de título "Passion for exploring", "Potential for anything", "Positive force"... Y, sobre todo, esas últimas palabras antes de los créditos: "The answer is out there, somewhere! Let's go!"
Niños valientes contra adultos nostálgicos. Nada mejor que el mar para un juego de buscar nuevos horizontes. Que sople el viento, que nosotros lo navegaremos. ¡Hacia el futuro!

2 Comments


7 months ago

Hola, quiero decir que es una excelente lista la verdad, me das el permiso de hacer mi propia version contraria de la lista, te dare los creditos claro esta

7 months ago

@ShumaSegata Claro, no hace falta ni pedirlo.


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