No es Bioshock.

Al menos no el que todos esperaban. Tiene un alma distinta a pesar de situarse en la misma ciudad y cuenta incluso con algunos personajes que repiten. Pero Bioshock 2 no le interesa lo que ocurrió con Andrew, Atlas o Jack. Le interesa los que se quedaron. Y esa historia me interesó, no sólo eso, la amé muchísimo.

Este fue mi primer Bioshock, definitivamente un punto subjetivo a tener en cuenta, pero creo que esa es la clave que puede servir para apreciar el juego por completo. Saber que el primer Bioshock nunca volverá, ni siquiera Infinite se le parece en lo más mínimo. Y no tengo ningún problema en que me cuenten una historia más de Rapture.

Revisionado este juego y tras todo lo que ha pasado con la saga, es bastante interesante lo mucho que intentaba narrar mediante el lenguaje de los videojuegos y sugerir más que contar.

Las ejecuciones son lo más impactante del juego, no las recordaba tan buenas e importantes. Que cada una de tus víctimas tuviera un monólogo contigo aludiendo a sus objetivos, personalidades, puntos de vista y sobre todo, como poco a poco sus objetivos van resonando con su propia situación. Es algo que amé por completo.

Fuera de eso, el movimiento es lento y las ciudades pueden ser preciosas, pero están bastante muertas y faltas de caracterización, además que recorrerlas suele ser un suplicio infernal por los locos, los guardias y de nuevo, el control que no estaba tan refinado en ese entonces.

Y su repetitividad. Dios mío. Casi no terminó el juego.