Me compré la Switch por este juego, y aún así me ha sorprendido y maravillado muchísimo más de lo que imaginaba que podría. Todas las horas que he pasado en Hyrule han sido horas que he disfrutado como en pocos otros juegos.

Sabía que la exploración y la aventura era lo que más destacaba la gente de este juego, y no se equivocaban. Simplemente recorrer las praderas, montañas, ríos, ruinas o caminos de BOTW es una experiencia estimulante a más no poder.

Todo lo que haces en este juego es una sucesión de aventuras que cada vez se tornan más emocionantes (ya sea por los atributos que vayas mejorando, por las nuevas armaduras o poderes que vayas encontrando o por las armas que vayas pillando y rompiendo a cada rato), y ni siquiera me refiero a que la historia sea una obra maestra (que a pesar de lo que había escuchado, me ha parecido apañada), sino a que todo se siente como una verdadera aventura, ya sea explorar unas ruinas que viste en una gruta perdida, ayudar a algún personaje a encontrar cierto tesoro, luchar contra bestias que acechan en la noche, superar los retos que te esperan en cada santuario, resolver los mini-puzzles de los kolog, etc.

Menudo juegazo