BIT.TRIP Presents... Runner2: Future Legend of Rhythm Alien (Bit.Trip Runner 2 para los amigos) es un autorunner musical. Como tal es una premisa muy chula, que ahonda en lo que ya planteaba su primera parte pero de forma más depurada y pulida. Uno de los añadidos más acertados es la existencia de checkpoints, que hacen que el juego sea más fluido y las fases puedan presentar mayor complejidad sin generar frustración porque fallar en algún punto nos lleva a repetir, como mucho, medio nivel. Esto ha afectado drásticamente a la escalada de complejidad de los niveles respecto a la primera entrega, pero con la facilidad del checkpoint se siente como algo bastante balanceado, en ese sentido es un acierto total.

En el apartado gráfico, sin despreciar el anterior aspecto de la saga, se agradece el lavado de cara y los nuevos modelados 3D. El anterior estilo 8-bit era colorido y resultón y siento que el 3D le ha aportado profundidad y matices a la presentación sin perder eso, consolidando una estética absurda y algo disparatada. El juego se ve precioso y con las cinemáticas al estilo cartoon como si fuese una serie de televisión antigua con sus anuncios y todo le dan un tono muy particular y mucha personalidad.

El foco del juego es construir una experiencia de flow musical en la que te sientas como un verdadero ninja capaz de leer y reaccionar en tiempo real a un montón de obstáculos y recoger recompensas con un tiempo de reacción mínimo. Además, cada obstáculo esquivado y cada recompensa recogida va construyendo un paisaje musical que hace que la música sea interactiva y una parte central de la experiencia. En este sentido es un equilibrio perfecto entre un autorunner y un juego musical.

La variedad mecánica es bastante grande. A pesar de estar en continuo movimiento sin tener que pulsar ningún botón, nuestra concentración se utilizará para otros fines, fundamentalmente para evitar obstáculos, sea saltando, deslizándonos bajo ellos, golpeándolos o utilizando un escudo. Hay muchas respuestas posibles ante obstáculos también diversos, por lo que identificarlos y reaccionar a ellos correctamente y a tiempo es el reto principal que plantea el sistema de juego. Descrito puede parecer difícil y, aunque se trata de un juego desafiante por su aberrante cantidad de mecánicas y el escaso tiempo de reacción hay que destacar que es un juego de ritmo y, por tanto, la música siempre nos guía y cuando interiorizamos el ritmo podemos anticipar qué va a suceder, fundiéndonos con cada nivel en una especie de baile. También, gracias a que el juego presenta sus mecánicas de forma muy progresiva y las acompaña de un diseño de niveles que gestiona muy bien la curva de dificultad, conseguir fluir con el juego es algo que, al menos en mi caso, ha sido una experiencia bastante común y satisfactoria.

Si hay que ponerle alguna pega, y más teniendo en cuenta que su anterior entrega ya pecaba de esto, es que sus controles son demasiado exactos, el timing que exige se me hace un poco demasiado preciso, ya que ante el imperfecto ojo humano muchas veces da la sensación de que has reaccionado a tiempo cuando en realidad no es así, y creo que un par de medidas de indulgencia respecto a esta exactitud tan estricta habrían hecho que la experiencia mejorase notablemente, aunque de por sí no es algo terrible.

Por último, la existencia de jefes finales ayuda a apuntalar la estructura narrativa del juego y además sirven como un refresco de la fórmula, ya que cambian muchísimo la forma de jugar sin tocar las bases y están adaptados al formato autorunner de una forma muy ingeniosa, así que se sienten como una conclusión satisfactoria y catártica.

En cuanto a autorunners Bit.Trip Runner 2 me parece la propuesta más refinada y sólida que he probado y creo que exprime casi al máximo lo que puede ofrecer el género.

Year Walk es un point and click en primera persona con una ambientación de misterio y terror sobrenatural basado en la tradición sueca del årsgång. El årsgång consistía, muy a grandes rasgos, en adentrarse en un bosque alejado, a menudo en Navidad o Año Nuevo, sin luz y sin comida ni bebida, conseguir una serie de objetivos relacionados con encuentro sobrenaturales con el fin de conocer eventos futuros que tendrán lugar durante el próximo año.

El juego consiste justamente en eso, en explorar un nevado bosque en el contexto del årsgång (o Year Walk). Nuestro paseo toma forma de aventura gráfica point and click en primera persona, con un estilo de juego y estética muy reminiscente de los juegos de terror flash pero con un acabado técnico muy pulido, con un exquisito apartado gráfico inspirado en los libros recortables y un diseño de sonido que construye una atmósfera tensa y sobrenatural que adorna los misteriosos y grotescos encuentros con los seres que habitan el bosque.

En general no es un juego de terror como tal, juega mucho a evocar con escenarios siniestros y personajes ambiguos, que bien podrían suponer una amenaza o no. Su acercamiento al terror se apoya sobre todo en la tensión, pero también tiene jumpscares que, teniendo en cuenta el mimo con el que se conjugan sus elementos para mantenerte siempre en tensión, dan un giro de 180º y optan por resolver esa tensión con un susto que se siente algo gratuito porque llega en momentos en los que tu atención está tan centrada en experimentar la tensión que rozan la traición.

La resolución de puzzles, que mecánicamente son la espina dorsal de la obra, conjuga su ambientación sobrenatural y onírica con una búsqueda de patrones obsesiva y casi paranoide, utilizando las convenciones típicas del point and click, como el ensayo y error completamente desquiciado que ponemos en práctica al atascarnos, de forma muy acorde con las posibles alucinaciones o la resentida cordura de una persona deambulando por un bosque solitario privada de sus recursos básicos, algo que probablemente es el origen de los encuentros sobrenaturales del årsgång.

Year Walk es un juego que se agarra al concepto folklórico del que parte no tanto para traducirlo al medio del videojuego y hacerlo más accesible, cosa que por otro lado ha conseguido, sino para aprovechar las oportunidades jugables y narrativas que presenta. En este último ámbito, Year Walk presenta una narrativa compacta pero intrincada, muy apropiada para dejarte pensando más allá de la hora o dos de juego que lleva terminarlo, y que juega con el concepto de la adivinación del futuro del årsgång para contar una historia en clave biográfica y se relaciona directamente con las acciones que podemos llevar a cabo en el juego.