Battlefield de Hacendado (cuando era barato (y tenía diseños corporativos sacados de un estudio de animación coreano) ).

Estoy empezando a pensar seriamente que en From Software el momento de rediseñar los jefes se solapa con la hora del café, y, siendo honestos, nadie quiere trabajar cuando hay una excusa, seáis asiáticos o no.

Voy a considerar esta entrada como leerse El Quijote (no he jugado un gacha en mi vida, y nunca lo haré).

Opiniones sobre este juego:

Comunidad LGBTconQueso: EL CRISTIANISMO ES EL MAL.

Derechona norteamericana: SATÁN ES EL MAL.

Yo: AMÉRICA ES UN LUGAR.

Los Porsche turbo y los coches de la carrera final del Enthusia Life son el jodido demonio sobre raíles (literalmente)

Así es doña, Project Wingman es mejor que los melodramas forzados con cutscenes AAA de CG japonés que son Ace Combat 5 y 7.

Me parece impresionante cómo una sola persona, con ayudas externas puntuales, haya creado un juego lleno de tanta alma. A primera vista casi podría parecer otro juego compuesto de referencias hacia un autor o franquicia consolidada, pero acaba volviéndose su propia obra, sin necesidad de vanagloriarse en ello.

El apartado visual puede caer muchas veces en la categoría del synthwave más casposo (filtro VHS incluido). Sin embargo, el mantenerse tan minimalista, apenas recurriendo a escenas, logra introducirte en un mundo creíble, VEROSÍMIL, incluso teniendo aviones capaces de lanzar 300 misiles, doblando así la cantidad máxima permitida en Ace Combat 7.

Project Wingman es la aceptación de que la guerra real es intraducible a este formato, y decide aumentar su apuesta hacia el tono "anime" todo el rato, incluyendo una misión puramente aérea que hasta logra sobrepasar la legendaria Comona de Ace Combat 4.

Es básicamente coger el planteamiento anti-nacionalista del 5, pero quitándole parte, PARTE, de la vergüenza ajena que tenía el original. Le sigue faltando la verdadera sensación de angustia, el verlo todo perdido, como ocurre en Zero y la versión japonesa del 3.

This review contains spoilers

A ver, lo del proxoneta jodiéndole la vida a Ann es muy cierto, pero Sally tuvo una culpa que te cagas. No questions asked.

Lo que Ace Combat 5 no pudo ser + Españita.

Una férrea lucha entre juego alternativillo y uno con alma propia, que termina balanceándose más hacia lo segundo. Habrá que ver si mejora con más finales en playthroughs posteriores.

Un hit and miss de manual. El último tercio hace que se salve más por su factor emotivo que por "lore intensito".

Que te den por culo Ken Levine

AAAAAAAAAAHHHHHHHHHH, así que el coche más ilegal sólo se consigue tras pasarte todos los récords de la historia del automovilismo. Cachis.

Creo que este es el juego que utiliza Fernando Alonso para mantenerse en forma, sino no me explico el absoluto pico de dificultad.

La idea de alienación ha jugado un papel decisivo tanto en las escuelas de orientación marxista como en las escuelas existencialistas, de la primera mitad del siglo que acaba. Sin embargo, desde la perspectiva del materialismo filosófico, es preciso reconocer que la idea de alienación tiene un formato claramente metafísico de estirpe teológica. La idea de alienación, en efecto, procede del cristianismo agustiniano, y de su interpretación del mito de la caída, consecutiva al pecado original; caída que implicaba la enajenación del paraíso y la «conversión» hacia el mundo, a costa de salir fuera de sí, de la propia vida espiritual que el «estado de gracia» deparaba al hombre en su relación con Dios. En el estado de gracia los primeros padres estaban, según San Agustín, «ensimismados» (en un «sí mismo» que, paradójicamente, consistía en estar lleno de Dios). Por el pecado, los primeros padres salen de ese sí mismo divino y, alienándose al salir fuera de sí mismos, entran en el mundo histórico y real. En realidad el mito del pecado original es paralelo al esquema metafísico neoplatónico que nos presenta un ser originario, que saliendo fuera de sí mismo (alienándose en el mundo), el pro-odos, termina volviendo de nuevo a sí mismo después de recorrer su curso temporal (epistrofé, de Proclo). Este esquema neoplatónico de la posición / alienación / retorno preside la mayor parte de las concepciones teológicas medievales y renacentistas (citemos a Fray Luis de León, por ejemplo), y a través del sistema de Hegel (el ser en sí, el ser fuera de sí y ser para sí) pasa, de algún modo, a los fundamentos del marxismo tradicional y, posteriormente, al existencialismo de los años 30 y 40. En el materialismo histórico, la idea de una comunidad primitiva vendría a desempeñar las funciones de la posición del ser humano en el «estado de gracia», anteriormente a su caída; porque la alienación estará representada ahora por la división o escisión de esa comunidad primitiva en clases antagónicas consecutivas a la aparición de la propiedad privada y del Estado; y el retorno, por la vuelta a la unidad o reconciliación del género humano, que reexpondrá, en una escala superior, el modelo embrionario de humanidad expresado por la comunidad primitiva. Esta «concepción de la historia», desde el punto de vista del materialismo filosófico, no es otra cosa sino un caso particular de los mitos neoplatónicos secularizados y su estructura metafísica no tiene nada que ver con los datos de la Antropología o de la Historia (entre otras cosas porque el «estado final», sin el cual no se puede cerrar el curso, no es un concepto histórico: la Historia se refiere al Pasado y no al Futuro).

El único concepto positivo de alienación que cabe admitir es el concepto psiquiátrico; pero este concepto no tiene que ver directamente con las cuestiones políticas, aun cuando contamina notablemente multitud de ideas políticas sobre la naturaleza de ese hombre cuya estructura histórica quiere hacerse equivalente a la estructura de una alienación.

Cuando no se dispone (como se dispone en el campo psiquiátrico) de términos positivos de comparación, tanto a parte ante como a parte post, no cabe hablar de alienación, puesto que los términos de comparación utilizados son puras peticiones de principio. Desde una perspectiva materialista filosófica la realidad histórica del hombre es la misma realidad humana y no una realidad alienada respecto a no se sabe qué míticos orígenes auténticos y a que utópicos términos finales. Las principales críticas a ese humanismo que se define por la cancelación de la enajenación se derivan principalmente de la condición metafísica de este concepto de alienación. Otro tanto se diga de las ideas, muy celebradas en la postguerra, acerca de ese hombre total, de ese hombre politécnico, que sólo poseyendo la totalidad de las cualidades humanas podría considerarse «desalienado» de la falta de posesión de cualquiera de ellas.

El materialismo filosófico ofrece una idea que puede desempeñar en muchos casos las funciones que juega la idea del hombre alienado: es la idea del individuo flotante. Porque el individuo flotante no es una figura pensada a partir de una situación metafísica de alienación, sino a partir de las circunstancias positivas que moldean la conformación de todo individuo personal, y que son circunstancias históricas y sociales. El individuo flotante, por esta razón, aparece en las sociedades políticas que han alcanzado un determinado nivel crítico cuanto a su volumen y heterogeneidad. El individuo flotante, sin embargo, no es el resultado formal de la aglomeración ni del descenso del nivel de vida (las dificultades del individuo que busca trabajo no producen normalmente la despersonalización sino que, por el contrario, pueden constituir, dentro de ciertos límites, un campo favorable para imprimir un sentido personal a la vida de ese individuo). Las individualidades flotantes, en el seno de la gran cosmópolis, resultarían no precisamente de situaciones de penuria económica, ni tampoco de anarquía política o social (anomia) propia de las épocas revolucionarias, sino de situaciones en las cuales desfallece, en una proporción significativa, la conexión entre los fines de muchos individuos y los planes o programas colectivos, acaso precisamente por ser estos programas excesivamente ambiciosos o lejanos para muchos individuos a quienes no les afecta que «el romano rija a los pueblos para imponer la justicia». (La idea de «individuo flotante» está desarrollada en Gustavo Bueno, «Psicoanalistas y epicúreos. Ensayo de introducción del concepto antropológico de heterías soteriológicas», en El Basilisco, primera época, nº 13, 1981, págs. 12-39.)