El juego tiene muchos fallos, como que las texturas cargan raro, los pokémon te spawnean en la cara como quien no quiere la cosa, y a los pokemon de agua cuesta muchísimo llegar a acertarles con una ball mientras están nadando no porque sea difícil, sino porque están tan mal renderizados en el agua que no se puede y sale más a cuenta entrar en combate y capturarlos a la vieja usanza.

Pero obviando estos errores de programación, la historia del juego es muy buena y da gusto seguirla, además de que es muy rápida de pasar y también es muy original e inmersivo el nuevo sistema de la pokédex. A pesar de ello, también cabe decir que el juego se hace demasiado fácil. Quizá fue porque me pasé farmeando, pero no hubo ningún desafío que me supusiera un verdadero reto dentro del juego.

Un placer rejugarlo. Aunque me gustaba más la banda sonora original.

Al principio parece muy complicado, especialmente si nunca has jugado al juego de cartas y no sabes ni de qué va. Pero basta con que hagas un par de partidas dentro del juego para que te des cuenta de que en realidad es muy fácil de entender y también muy entretenido; querrás hacer partida tras partida sin detenerte. El juego sabe bien cómo enganchar al jugador, permitiendo que éste pueda enfrentarse constantemente a nuevos rivales que se pueden desafiar una y otra vez incluso si ya les hemos ganado, y el postgame lo que hace es añadir más diversión con nuevos desafíos que no permitirán que el jugador se aburra en ningún momento.

Al principio de todo, te enseñan a jugar al juego con un sencillo tutorial con el que aprenderás las bases por si nunca has tocado el juego de cartas. Esos 5-10 primeros minutos de juego se le pueden hacer una montaña al jugador, con mucha información que asimilar y con cartas que uno no sabe ni para qué sirven. Pero es tan intuitivo que esta etapa de "no entiendo nada" se pasa muy rápido. Yo misma nunca había tocado el juego de cartas físico y, al jugar a este juego, lo he podido entender muy fácilmente y he acabado confeccionando mis propios mazos con los que machacar a los campeones de la liga del juego. Sencillo y divertido son las dos palabras que mejor lo definen.

La historia del juego es más simple que el mecanismo de un botijo: básicamente eres un niño-adolescente que está obsesionado con las cartas de Pokémon y un buen día decide empezar a jugar con ellas y no simplemente coleccionarlas. Como todo protagonista pokémon, decides emprender un viaje para heredar las cartas legendarias y añadirlas a tu mazo. Pero en este juego el viaje es tan rápido que ni siquiera se puede considerar tal. El mapa de juego es una isla con los típicos 8 gimnasios pokémon (en este juego con 8 clubes de cartas) y una liga pokémon de cartas en medio de todo. Solo tienes que seleccionar el edificio al que ir y tu personaje entrará en él automáticamente, sin viajar para llegar hasta él ni nada. Esto hace que este modo historia sea realmente rápido, sencillo de avanzar y te da la sensación constante de no andarse por las ramas e ir directamente al grano: jugar a las cartas con fuertes adversarios.

La pega del juego es lo desbalanceado que es: hay muchas cartas que rompen por completo el metagame y que, si el rival te las saca, ya puedes despedirte de una victoria prácticamente. Hay muchas situaciones que dependen total y absolutamente de la suerte más que de la habilidad, y cartas de algunos pokémon que, por el simple hecho de existir en la mano del rival, ya pueden destrozar la estrategia más pintada. Se entiende que este era el sistema de juego de la primera generación y actualmente ya estará mucho más pulido. Pero ni quiero pensar en lo mal que lo debían pasar los primeros jugadores de cartas en el 96 si el rival les sacaba a la mesa un Haunter o un Mr.Mime.

El primero de todos sin contar el Birth By Sleep, ha envejecido mal debido a los nefastos gráficos, pero obviando eso es un juego que merece mucho la pena.
Hay combates que son difíciles, como el del boss final, y otros que son injustos, como el de Úrsula.

Mejoría impresionante respecto al primer Kirby. Se nota el mimo que le han puesto al juego. Mundos breves y variados, en ningún momento se hacen pesados. Además, el poder repetirlos y tener la opción de ir siempre a mundos anteriormente hechos, para volverlos a pasar de nuevo, es un detallazo que, para la época del juego, debía ser bien innovador.

Las mascotas son entrañables, pero sería divertido que hubiese más y no sólo tres. A veces perjudican más que ayudan, pero cumplen su función en el momento preciso. Lo que se hace un poco repetitiva es la música que suena cuando tienes a una de estas macotas, pues nunca deja de sonar hasta que pierdes o cambias la mascota. Pero en esto, hay un punto a favor y es el hecho de que cada una de las tres monturas tiene su propia música personalizada y eso lo hace más ameno, dinámico y entrañable.

El juego tiene la variedad perfecta de fases, y el hecho de que incluya coleccionables y un boss secreto lo hacen mucho más interesante e innovador. Los jefes de la antepenúltima fase son considerablemente difíciles en comparación con el resto de jefes del juego, pero en cuanto les pillas el truco ya no cuesta tanto acabar con ellos.

Personalización de personajes 10/10

Sistemas de misiones malo en comparación con otros MMORPG

This review contains spoilers

Los adorables inicios de Kirby. Es extraño jugar a un juego de Kirby en el que no pueda transformarse, que al fin y al cabo eso es lo mejor de Kirby. Pero como idea base está bien, le introduce al personaje su encanto y glotonería naturales y no hay ningún mundo que se sienta violento, todos son entrañables y con una banda sonora muy simpática.

Es un juego muy breve que se puede pasar en muy poco rato; en menos de una hora cualquiera debería poder haberlo completado. Ha envejecido mal por culpa de los controles, pero tampoco es extremadamente difícil de controlar. El mayor problema quizá sea que los enemigos dejan muy poco margen de reacción y algunos presentan unas gimmicks muy extrañas, como las pequeñas torres de arena con cara que, por alguna extraña razón, son capaces de teletransportarse.

Los combates contra jefes no se sienten muy difíciles salvo por alguna excepción puntual, que nuevamente es más por los controles y el poco margen de reacción que por el jefe en sí. Ya desde sus inicios, Whispy Woods es el típico jefe que da más pena que otra cosa; un pobre árbol incapaz de defenderse por sí mismo y totalmente a merced de Kirby. En cambio, el combate final contra el rey Dedede se siente extremadamente largo debido a la gran vida del boss y al hecho de que, para poder atacarlo, tienes que tener mucha paciencia.

¿Y sobre la trama? Pues el juego no especifica bien su argumento tan sencillo, pero parece que Kirby se ha levantado un buen día con un venazo comunista y muchas ganas de abolir la monarquía. Va a por el rey Dedede, que aquí parece ser un tirano que roba la comida a los pobres y, como un adorable y gordo Robin Hood, Kirby le embarga sus bienes y su castillo para repartirlos a los pobres. Nunca esta bolita rosa había sido tan roja.

Juego muy breve que te puedes pasar fácilmente en menos de media hora, pero también muy complicado y, si no te sabes los mapas de memoria, seguramente morirás varias veces de formas totalmente absurdas.

Ha envejecido muy mal por culpa de los rudimentarios controles que hacen que sea innecesariamente más complicado de lo que ya es, pero hay que tener en cuenta que, para la época en la que salió, que tenga corrección de movimiento en el aire es perfecto y muy necesario.

Su banda sonora es muy icónica, de hecho es difícil pasarse este juego, estar escuchando su música y no reconocer ninguna canción, aunque sea por haberla oído en algún otro lado.

Multijugador tan divertido como Bomberman nos tiene acostumbrados. La tienda es una maravilla y dan ganas de jugar sin parar solo para poder vaciarla entera.

El problema radica en que, ahora, hay algunos personajes del juego que tienen habilidades, lo cual lo hace, en cierta manera, desbalanceado. Bomberman nunca ha sido tan traicionero en ese sentido, y eso le quita cierta diversión al multijugador. Ahora ya no se gana con habilidad, sino con poderes especiales contra los que no se puede hacer nada.

Por otro lado, el cambio en el doblaje en la voz de Bomberman Blanco es bastante notorio y resulta desagradable a los oídos para quienes conocen la verdadera voz infantil de dicho bombardero.

Thriller que consigue meter al jugador en escena a la perfección y desear en todo momento encontrar al culpable.

Excelente aplicación para poder pasar Pokémon de un juego a otro a través del móvil, como si fuese un pendrive pero con Pokémon.
Además, permite almacenar a tus Pokémon en la nube durante el tiempo que quieras.

Son interesantes las novedades que han añadido respecto al juego original. Un juego con una estética adorable para hacer algo diferente en Pokémon; juntar las fichas iguales de manera táctil para poder realizar las comandas de la cafetería Pokémon.

Lo más bonito del juego es su estética, mucho más tierna y adorable que la de cualquier otro juego de Pokémon hasta la fecha. Es un juego que entra por los ojos totalmente.

Juego genérico de juntar piezas de colores para vencer al enemigo. Es bueno para pasar el rato cinco minutitos, pero en seguida se hace repetitivo y el modo historia no es nada interesante, ni en su desarrollo ni en su conclusión.

Está desbalanceadísimo en todos los aspectos y el sistema gatcha no sólo es demasiado invasivo, teniendo que comerte una larga secuencia de pop ups cada vez que inicias el juego, sino que además es demasiado aleatorio; las probabilidades de que te salga un buen héroe son tan bajas que nadie las contempla ya.

No es un juego para dedicarle horas, es simplemente para hacer algo mientras esperas en la parada del autobús y poco más.