"Lo vivido no es en vano si nunca jamás lo olvidas".

El juego tiene matraca para hablar: desde la inerte conversación de que pueda resultar extraño hablar de la segunda parte de un remake, hasta cosas más normales en sus sombras: que si el acabado gráfico es irregular, que si hay mucha tralla argumental y "nomuradas" que en algún momento te pueden desbordar, que si el mundo abierto no deja de ser una lista de la compra A-B-C en cada región, que si el enano coñón no deja de dar por saco cada vez que haces un recado básico...

Todo esto me da igual: ha sido un VIAJAZO en el que he echado 100 horas o así (y me han faltado cosas por hacer) y que, en sus puntos álgidos (y tiene unos cuantos) es PURA MAGIA. En sus mejores momentos, me recuerda por qué me gustan los videojuegos y por qué me gustaba tanto Final Fantasy.

El cariño que se le ha puesto a esta entrega es BRUTAL. No puedo hablar como alguien que no haya jugado al original, porque hace veinticinco añazos ya estaba ahí pegando espadazos con Cloud, así que no sé si a los neófitos les puede provocar las mismas sensaciones y los mismos vellos de punta, pero es llegar a la primera explanada por explorar y, respecto al Remake, es la misma sensación que creía imposible recrear de cuando en el original salías de Midgar. Ese ojo húmedo cuando llegas a Cañón Cosmo, suena la música en nueva versión orquestada y te quedas a cuadros con cómo lo han ampliado y el mimo que ahí en el diseño... bufff me pongo malo.

La locura que han hecho en el combate, que ya estaba increíble en el Remake, es digna de mención, cómo han conseguido evolucionar sobre un sistema que ya parecía perfecto y le han dado un par de cositas para que eches chispas por los ojos y los dedos.

Y es que sabe exactamente qué teclas tocar, cómo ser a la vez el homenaje con más amor que te puedes echar a la cara y darle su propia vuelta, expandirlo y removerlo para ser algo propio. Y qué más me da que tenga que ir cada vez a por un chocobo, a activar unas torres y a analizar unas piedras si voy con estos personajes por los que daría la vida, conociendo a secundarios y sabiendo cada vez más y más que le preocupa a cada uno, riendo con ellos y llorando con ellos. Es un viaje que no se puede explicar, hay que vivirlo. Y, personalmente, cada paso me ha rentado. Ahora ya estaré con el mono hasta que llegue la tercera parte.

Un DLC bastante bueno que sirve genial para volver ¿por última vez? a Valisthea a disfrutar las bondades del FFXVI, y que quizá su fallo es ser, por fecha de salida, un post-endgame más que algo antes de un final perfecto.

Una nueva región, Mysidia, la mar de vistosa, bastante lore interesante presentado por algunas misiones principales muy decentes, otras secundarias un poco al nivel de las del juego base (esto es, irregular), nuevo eikon, algunos bosses chulísimos (el combate contra Leviatán es de pelos de punta, y más con ese temazo que se han marcado), nuevo modo roguelike y alguna sorpresita más muy agradecida.

Sin duda se la sacaron bastante con este juego, sí.

No sé cómo mantendrá esto el tipo en single player, pero en cooperativo es un juego de sonbis absolutamente divertido y desestresante. El argumento no es la gran cosa pero es funcional para ir creando un looter shooter en el que vas buscando aquí una espada que es pa darte un beso o un hachota que te deje a los bichos hechos trizas.

A pesar de sus fallos, me gana el high concept. O sea, una mezcla de visual novel y aventura conversacional rolerilla en un contexto musical detectivesco con dioses es algo que me gana fuerte. También es que hay unos nombres especiales, que si guión del pavo de Dragon Age, música del mozo de Journey (hay temazos), reparto de voces entre quienes están Laura Bailey y Troy Baker, etc.

Eso sí, técnicamente no me voy a quejar que básicamente sea un cómic interactivo, pero toca un poco las narices que el volumen de los diálogos no esté bien ecualizado o que a veces los subs vayan descoordinados o no se hayan traducido. Son fallitos menores pero molestan una mijita.

Después de echar más de sesenta horas en poco más de dos semanas y gestionando bien el tiempo (por la vida, la jarana, otros juegos, y pelis, intentar coincidir con los colegas en el juego...) puedo decir, sin duda, que este juego es tremendo visio.

La forma que tiene de saber sobreponerse a sus bugs y al éxito desmesurado inesperado, que desemboca en servers llenísimos y caídas, es impresionante. Una sátira al más puro estilo Starship Troopers en forma de shooter PvE caótico, hasta arriba de esteroides y en el que el "si sale bien, bien. Si sale mal, mejor" está llevado desde el núcleo con muchísima gracia y entendimiento. Todas las mecánicas, desde los escasos cargadores que, al recargar, se va el restante a la verga, las estratagemas que se apuntan regular, los reabastecimientos grupales con cooldown, el fuego amigo... suman para crear una experiencia llena de dopamina y buen rollo en toda la violencia.

No pensaba quedarme prendado de un cooperativo online de estos con pases de batalla y demás, pero aquí estamos. Además, la progresión da gusto, no hay un "pay to win" porque es cooperativo y conseguir las diferentes monedicas para desbloquear armas, armaduras y estratagemas es bien llevable y da gusto. Encima los devs van metiendo más y más cositas de forma rapidita, así que le preveo buena vida.

Es un hack n slash de ritmo muy gracioso y con un estilo artístico maravilloso en el que suenan varias canciones de NIN y en un momento vas reventando a roboces al ritmo del Invaders Must Die de The Prodigy. Juegazo.

This review contains spoilers

Más que un juego, una experiencia. Creo que todo lo especial que tiene (que no es poco) lo logra a través de esas pequeñas contradicciones que lo pueblan.

Es un juego que nunca te va a llevar de la mano, pero con pequeñas sutilezas consigue convertirte a ti mismo en tu propio guía de una forma casi natural. Es capaz de acojonarte de mala manera y resultar terrorífico, pero a la vez logra incentivar tu espíritu de aventura y de superación. Cada run tiene un tiempo muy limitado pero tus recuerdos convierten el tiempo en algo que tiende a la infinitud. Es un universo en el que se abarcan grandes distancias en casi absoluta soledad, pero en el que tus herramientas y los textos que te vas encontrando te recuerdan que no estás solo, y siempre estás conectado al pasado y al presente en busca de un futuro. Es un juego lleno de vitalidad y optimismo en el que la única constante es la muerte continua. Un juego en el que el frío espacio acaba supurando calidez gracias a una tremenda banda sonora que vive rent free en mi cabeza.

Son muchas cosas, cada experiencia de juego es singular, no te obliga a hacer nada sino que quiere que tú hagas tu propio viaje, ahí está la magia.

Un juego de puzles la mar de majo, que puede recordar por algunas mecánicas o diseños tanto a los Lemmings como al Kurushi pero que a la mínima que juegas descubres que tiene una fuerte personalidad propia. Me gusta como la "historia" que te va contando, con su cierto componente filosófico, interviene directamente en cómo se van aplicando las distintas mecánicas a medida que avanzas, haciendo que el juego evolucione y nunca dé la sensación de quedarse estancado.
La curva de dificultad está también muy bien llevada y le permite así experimentar con los distintos tipos de misiones en cada secuencia llevándote a más, aunque también es cierto que hay un par de fases que pueden resultar más injustas dentro de un tono que, en general (al menos, sobre todo, durante la primera mitad) se antoja más relajado, pausado y "de ir pensando tranquilamente", aunque luego te lleve por algún ensayo-error que también te permite planear todo.
Por último, sin ser tan apabullante en lo sensorial como el Tetris Effect, sí que sigue teniendo ese deleite provocado entre la mezcla de las coreografías de movimiento de los personajes, su colorido y la música, que te atrapa de lleno dentro del juego.

No he probado lo del editor de niveles o las fases de otros jugadores, pero me gusta que le dé ese punto de vida más al juego.

El juego tiene elementos que, por separado, pueden parecer más o menos convincentes o más o menos controvertidos pero que, dentro del conjunto, acaban funcionando como un reloj suizo.

Se comenta mucho si es digno o no del nombre "Final Fantasy" por la esencia, pero realmente es un debate un poco estéril. Al fin y al cabo, ¿cuál es la esencia de una franquicia que lleva 35 años entre nosotros mutando según pasa el tiempo? De primeras choca un poco que sea más limitado a la hora de hacerte una build personalizada, al fin y al cabo siempre suben los mismos atributos, han eliminado elementos y diferencias entre daño físico y mágico, pero todo es en pos de un combate que resulta adictivo y espectacular y dentro del cual, según se avanza, se ve que uno puede jugar bastante.
Igual con las misiones secundarias o falta de minijuegos: empiezas viéndolo como recados sosos y repetitivos, pero a medida que el viaje avanza, uno acaba prendado por cómo tratan el acervo, su forma de tratar los temas y la capacidad que tienen para que te encariñes de NPCs sin casi ningún tipo de peso en la trama principal pero ante la cuál orbita todo, y es que dentro de ese mundo que se puede comparar con 'Juego de Tronos' hay lo que se puede llamar como auténtica esencia FF: esa búsqueda de la luz en un mar creciente de oscuridad, ese no desfallecer ante las adversidades rodeado por los tuyos, esa forja del camino.
Y es con esto con lo que todo acaba siendo redondeado, con unos personajes que desbordan carisma por todos los poros, un sentido de la emoción y la épica increíble (amplificada aún más por los combates contra jefes y un apartado musical de cagarse patas abajo).
El viaje constante, con sus parones para recados y todo, es lo que logra que hasta las piezas que parecen un poco escacharradas o bastas vayan encajando y consigan una experiencia que se va redondeando pese a sus aristas y, personalmente, me han hecho volver a la franquicia con ánimos renovados.

No puedo cabrearme de ninguna forma con un juego en el que los televisores son marca NISU.

Me gustan sus temas, su diseño artístico y cómo juega con la cantidad de guiños, pero me frustra un poco que no atine con la ejecución, tanto en el tema puzles como en la parte de survival horror que está un poco de prestqdo. Pero hay buenos mimbres ahí.

Sin duda una de esas experiencias videojueguiles únicas y mágicas. Un tren infinito de estímulos con un worldbuilding ejemplar y titánico y una capacidad que parece innata para transmitir continuamente ideas filosóficas y políticas de toda índole. Tremendo.
La puerta de entrada es algo difícil de atravesar. Al fin y al cabo, es una aventura RPG conversacional isométrica con kilómetros de texto ciertamente densos, y que cuando empiezas andas más perdido que el amnésico prota. Pero según te atrape...no se te soltará nunca del selebro. La clarividencia con la que es capaz de trasladar ideas nunca deja de sorprender. Es capaz de presentarte personajes con políticas más que cuestionables pero con tanta seguridad en la complejidad de sus personalidades que no puedes sino caer rendido ante ellos y mirar a través.
Otro de sus mayores aciertos es la atmósfera fatalista, cargada de tristeza y nostalgia, que se complementa muy bien con la melancólica música, el diseño de arte pictórico y la poesía que rebosan los textos. Nada está al azar, todo se integra de forma natural con el acervo. Lo mejor es que, dentro de este viaje lúgubre, no escatima en momentos cargados de sátira, y a la vez propone un paseo cuasi meta por el mundo de las ideas con un deje cercano a lo cósmico, en lo que son algunas de mis partes favoritas del juego y que más me han volado la cabeza.

Pero, de todas formas, sólo se necesita una razón para adentrarse en esta tremenda experiencia y es: Kim Kitsuragi. Must protect at all costs.

Como House of the Dead pero con vampiros, o sea con más fantasía y más hortera. What's not to love?

Un JRPG la mar de disfrutón, capaz de mantenerse fiel al estilo retro que pretende homenajear y al tiempo sentirse fresco con sus diversas mecánicas que dan bastante juego en los combates y le añaden cierta capa de estrategia.
Como ya pasara en el también fantástico The Messenger, es capaz de saltarse la cuarta pared para brindarnos momentos realmente divertidos, pero sin descuidar en ningún momento una historia principal bastante trabajada y nada exenta de sorpresas.
Los personajes, la banda sonora, el minijuego del girarrodillos, las búsquedas secundarias y cómo plantea la evolución de acontecimientos y exploración... todo acaba sumando para una experiencia cuidadísima, nostálgica pero llena de personalidad propia. Y con endgame sorpresivo.

"El mismo juego 2", pero es que qué bien lo hace. Amplifica los aciertos y depura algunos errores mientras mantiene uno de los gamefeel más fantásticos que hay.

Sí, siguen los minijuegos de hacer el cientéfico que cortan un poco el ritmo (aunque se nota cierta mejora desde el primero en el que tenías que hacerte minijuegos iguales y pesados de 5 en 5), las misiones de infiltración con MJ no terminan de estar del todo pulidas (aunque tienen su gracia) y también continúa la "lista de la compra" de secundarias, pero en el conjunto todo queda más orgánico e integrado y suponen problemas menores cuando uno lo está gozando de mala manera balanceándose y volando (gran implementación de las alarañas) por la ciudad y apalizando matones, con un sistema de combate que ha ido evolucionando desde los Arkham de Rocksteady y anteriores juegos de Spiderman hasta que ha llegado esta fusión perfecta y depuradísima, a lo que suma el tener a dos personajes con habilidades lo suficientemente diferentes como para que nunca se vuelva monótono.

La historia resulta a la vez comiquera y cinematográfica a más no poder, llena de momentos espectaculares, épicos y emocionantes que adquieren un punto álgido en los combates contra jefes, mejorados ampliamente desde el primero y en los que musicote, momentos scriptados y diálogos durante la batalla contribuyen a darles un dramatismo que te pone a mil.

Se agradece también que, dentro de lo que es un sandbox, tampoco intenten alargarlo artificialmente hasta la extenuación, tomen nota de que 25-30 horas es una duración que no llega a atosigar e incluso mejora el cómputo general.

Un DLC que se puede considerar como rellenito para el endgame, pero qué bien sienta volver a este juego y con una mazmorrita tan bien cuidada.

Es una fase en la que te cuentan cosas de los empíreos, te dan equipo nuevo, puedes llevar la espada de Cloud Strife, está bien trabajada, tiene nuevos temones para la BSO y, sobre todo, el jefe final está entre los combates más putamente guays de todo el juego (que ya es decir). Pura emoción y perfecto momento (y sde sorpresa) para hacer tiempo hasta Leviatán.